Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

domingo, 30 de octubre de 2011

"Alucinante" de Platero y tú

Con la "curiosa" adquisición de mi flamante nuevo móvil, he dejado de usar mi reproductor de MP3 de la marca de la manzana mordida. Basicamente lo he hecho sólo por el mero hecho de no cargar con otro cacharro, así que para usar sólo un aparatito metí un montón de canciones en el móvil: un par de discos enteros que no había escuchado, como el último de Jarabe de palo y el nuevo de Vetusta Morla, y sobre todo mucha canción de esas que me gustan de muchos grupos distintos (un grandes éxitos personal, por así decir). De este modo, cuando voy andando sin leer (hay veces, sobre todo en verano que hago trayectos andando y leyendo a la vez...Sí, sé que soy un poco raruno) me enchufo la reproducción aleatoria del móvil y me autosorprendo siempre con la siguiente canción.

Esta semana me ha salido en el aleatorio un par o tres de veces la canción de la que hablo hoy, "Alucinante", del ya extinto y mítico grupo de los noventa Platero y tú (del que era cantante el ahora famosísimo Fito Cabrales de Fito & Fitipaldis). Es una de esas canciones que me han acompañado desde que salió (debió ser como en 1998 porque 7, el álbum en el que estaba salió por esas fechas) y que siempre me ha gustado, muy típica de Platero, con un sonido cañero y a la vez muy alegre y divertido, además de tener una letra muy pegadiza que hace que se te quede en la cabeza tiempo después de haberla oído.

El caso es que ayer por la noche, cuando la volví a oír me paré a escuchar atentamente la letra de la canción y no sé muy bien por qué, pero pensé en un tema muy de actualidad, el cese indefinido de la violencia por parte de ETA. Me pareció que pegaba mucho con la sensación que debía tener bastante gente en el País Vasco con esa (está por ver pero parece que sí) buena noticia.

Bueno, como siempre pongo un par de vídeos (el primero es el videoclip de cuando salió y el segundo de una actuación en directo) y después la letra de la canción. Espero que el que no la haya escuchado antes la disfrute porque verdaderamente es "Alucinante".



Alucinante
No sé si es cierto lo que he visto
O es el efecto de una droga
¡Qué bien! Hoy todo es tan distinto
parece que el mundo funciona.
La gente ya no siente miedo
Las sombras tienen mil colores
El viento barre los problemas
Y en las pistolas crecen flores.
Y es que es tan alucinante
Que hace días que no duermo
Por si acaso al despertarme
Veo que todo ha sido un sueño.
Por qué nacemos indefensos
Nos dan un nudo en el ombligo
Luego nos quitan nuestros sueños
Y nos confunden el camino.
Maldigo a todos esos locos
Que quieren gobernar la vida
Sin las palabras del poeta
Y sin las manos del artista.
Y es que es tan alucinante
Que hace días que no duermo
Por si acaso al despertarme
Veo que todo ha sido un sueño.

viernes, 28 de octubre de 2011

State of play

Sí amigos volvemos de nuevo al fantástico mundo de las series inglesas, jejeje. Unos días antes de la esperadísima (al menos por mí y por un buen puñado de aficionados) vuelta de Misfits y su tercera temporada (empieza el domingo 30, así que el lunes habrá que bajarse el capítulo sin falta), hoy voy a hablar de otra de esas geniales series que vienen de las islas británicas y tienen tan pocos capítulos. El nombre de la serie es State of play, se emitió en 2003 y llegué a ella de pura casualidad, resulta que estaba leyendo cosas sobre series inglesas en un blog de los que sigo, cuando la nombraron en una lista entre varias que ya había visto y me habían gustado, busqué referencias en uno que seguía (se acabó hace un año) de Hernán Casciari (dentro de poco hablaré de él por aquí, es un máquina) en El País (Espoiler) y me convenció así que la coloqué para bajar. Lo mejor es que cuando ya estaban puestos los capítulos en mi burrito (Dios lo bendiga) descargándose, en el blog de series de El País hicieron un reportaje sobre ella. Esto de las casualidades es algo con lo que todavía me sigo sorprendiendo...Bueno, seguimos.



Esta miniserie de 6 capítulos de más o menos una hora cada uno, comienza con dos muertes aparentemente no relacionadas entre sí: un asesinato de un chaval que se dedica al noble arte de la sustracción de carteras por parte un profesional y el fallecimiento por caída en las vías del metro de una joven que trabajaba en el despacho de un diputado del parlamento británico. A partir de ahí el espectador comienza a ver de qué manera están relacionados los dos fallecidos (que lo están, en caso contrario sería absurdo), gracias a la investigación que empieza a cocerse en el ficiticio periódico The Herald.

El plantel del periódico The Herald

En dicho periódico, el reportero Cal McCaffrey (John Simm) se interesa doblemente por las dos muertes ocurridas, una por motivos profesionales (la del robacarteras) y la otra por motivos personales, ya que la mujer muerta en el metro trabajaba para Stephen Collins (David Morrissey), un diputado laborista para el que McCaffrey hizo de jefe de campaña años atrás. Collins es el máximo responsable del Comité de Energía, que está trabajando en un informe muy importante que puede causar controversia, y además tenía un affaire (qué bonito queda así decir que era un adúltero o que le ponía los cuernos a su mujer) con la fallecida, razón por la cual pasa a ser el centro de todas las noticias. Poco a poco, a través del trabajo de los reporteros del periódico, McCaffrey al frente con Della Smith (Kelly Macdonald) y Dan Foster (James McAvoy) además del empuje del editor Cameron Foster (Bill Nighy) se va desenvolviendo la trama de este auténtico thriller (no esos sucedáneos sin tensión y muchas persecuciones con muchos destrozos que nos vende el cine americano), en el que verdaderamente nada es lo que parece y en el que los personajes principales siempre tienen algo que esconder.

Bueno, y aquí paro porque en caso contrario termino contando qué es lo que pasa y eso sólo lo hago cuando lo que he visto o leído es una mierda como un piano (justo lo contrario que sucede con esta serie). Lo que sí que voy a hacer es dar mi valoración. En primer lugar he de decir que la duración es la justa, no sobra ni un minuto de metraje ni tampoco le falta, se trata de un trabajo medido al milímetro, en el que al espectador se le va dando la dosis justa para que vaya recomponiendo todas las piezas del rompecabezas que le están dando, lo que quiere decir que tanto el argumento como el desarrollo de la trama que tiene el guión son simplemente impecables. En segundo lugar hay que destacar el trabajo de los actores, eso sí, hay que reconocer que, como dice la popular frase "con buena picha bien se jode", ya que el elenco que presenta la serie es formidable: John Simm (poco conocido por estos lares) está sensacional, David Morrissey (con una larga carrera con un montón de pelis pero que seguro que la gente recuerda como el que se zumba a Sharon Stone en Instinto básico 2) parece que es verdaderamente un político con escaño al que han obligado a hacer la serie, Kelly Macdonald (conocídisima por Trainspotting, Gosford Park, No es pais para viejos...Actualmente en la serie Boardwalk Empire que tengo en mi lista de pendientes) está genial con su acentazo escocés y su mano de hierro en guante de seda, James McAvoy (Charles Xavier de joven en la última de los X-Men) lo borda como reportero caradura y listillo, Bill Nighy (el famoso viejo rockero pasado de vueltas de Love Actually, entre otras pelis) da el contrapunto divertido a una historia que no tiene nada de gracioso y (aquí paro porque sino me eternizo) Polly Walker (Atia, la romana putilla de la serie Roma), que hace de la cornuda mujer del diputado, consigue darle una trascendencia a su papel que a priori nadie podría adivinar. En resumen una serie cojonuda, imprescindible para aquellos a los que les apasionen las historias de tensión e intriga.


Una cosa he de decir, que nadie cometa el error de confundir esta serie con la película del mismo nombre que los yanquis decidieron hacer basándose en la serie que comento yo en esta entrada. No la he visto pero la verdad es que tengo la sensación (sí, son prejuicios) de que es una ful de Estambul, y la verdad es que es principalmente por tres razones:

  1. Generalmente cuando nuestros amigos los yanquis copian algo la cagan, bien porque hacen la misma película o serie que copian (algo inexplicable), o directamente porque la transforman violando la idea original.
  2. Me parece harto improbable que lo que la serie de la BBC ha hecho en 6 horas, los yanquis lo finiquiten en dos horillas como mucho, sin que haya una pérdida de calidad.
  3. El reparto de la película  a la hora de compararlo con el de la serie me deja casi sin palabras. Sólo centrándonos en los dos protagonistas, al periodista de raza lo interpreta el inane Russell Crowe (cuya nula capacidad como actor depende exclusivamente de los maquilladores y encargados de vestuario, de si ha engordado o no para el papel o de su corte de pelo, porque carece de expresividad en esa cara de hooligan) y al diputado lo interpreta Ben Affleck (puf, otro "cargado de talento", aunque al menos parece simpático, no como el otro, aunque el porqué de su éxito me parece completamente inefable).

¿Quién encuentra las 7 diferencias?

martes, 25 de octubre de 2011

"El libro de la vida"

"A finales de 1945, en un hospital donde se encuentra recuperándose de las terribles secuelas de ser judío en el peor momento de la Historia, Daniel A. recibe la esperada, pero no por ello menos dolorosa noticia de que su hermana pequeña, Anna, como el resto de su numerosa familia con anterioridad, ha perecido con la “solución final” de Hitler. Daniel ha sobrevivido de manera milagrosa, los médicos que le atendieron al ser liberado en Mauthausen no se explicaban cómo la cantidad de enfermedades que coleccionaba su capitidisminuido cuerpo no había conseguido acabar con su vida bastante tiempo atrás. Tras recibir ese último revés, Daniel resuelve que la mejor manera de recordar a su familia sin hundirse en un pozo de desesperación y de pena, es hacer borrón y cuenta nueva, tratando de obviar todo lo sucedido en los campos de concentración, como si todo lo vivido allí nunca hubiera existido. Para ello, escribe detalladamente en un libro la vida de cada uno de sus familiares desaparecidos a partir del punto en el que los nazis irrumpieron en sus vidas, para así darles un final, si no feliz en algunos casos, al menos humano."

domingo, 23 de octubre de 2011

"You're my best friend" de Queen y el cumpleaños de V.

Hoy es el cumpleaños de V. y por eso publico este post. No sabía muy bien qué escribir, la verdad, sólo sé que tenía ganas de felicitar a V. y que me parecía buena idea (al menos curiosa) hacerlo desde aquí (no sólo, eh, que también he hablado con ella) aprovechando que ahora tengo este medio en el que de alguna manera se deja constancia para la posteridad (joder, suena como una frase de Buzz Lightyear) y que resulta algo original. No voy a decir cuántos añitos cumple pero sí digo que, aunque no se lo crea, aparenta bastantes menos de los que se calculan al ver su DNI, porque se mantiene fresca como una lechuga.

Conozco a V. desde hace muchos años (de hecho desde antes de ser consciente de que nos conociéramos, pero esa es otra historia) durante los cuales hemos mantenido una relación digamos que muy cercana (si suena a eufemismo es porque lo es, jejeje). Aunque actualmente no tengamos el mismo tipo de vínculo que hemos compartido durante mucho tiempo, seguimos siendo algo más que amigos y, como yo sigo sientiendo hoy por V. un cariño mucho más que especial que el que se pueda sentir por un amigo cualquiera, tenía la necesidad de escribir aquí algo por su cumpleaños.

Este año no tengo ningún regalo propiamente dicho para V. (no siempre ha sido así, en otras ocasiones sí he tenido alguna o algunas cosas que darle, no soy tan cutre, sólo que esta vez es diferente), razón por la cual he pensado que, aprovechando esta entrada, lo mejor que podía hacer era acompañarla de algo que le diera un poco de vidilla y que además fuera como una especie de regalo. Por eso he decidido poner la canción "You're my best friend" de Queen. Se trata de una canción que escribió John Deacon (el que toca el bajo, quizá el menos conocido de la banda pero que escribió algún otro temazo además de éste) para su mujer Verónica, con la que acababa de casarse, y en la que explica las razones que hacen que la quiera, dejando caer que la razón principal es que es su mejor amiga. Dentro de las canciones de Queen ésta siempre ha sido de las que más me han gustado, pero desde que conozco a V., el vínculo que siento con la canción es mucho más especial, tanto que si la escucho pienso en V. de manera inmediata, así que me parecía lo más lógico ponerla aquí un día tan señalado como hoy.

A continuación van los vídeos con la canción y la letra después de ellos. Los videos son bastantes esta vez porque si no fuera así, vaya mierda de regalo, ¿no? El primero es el videoclip oficial de Queen, con el sonido de puta madre supermegaultraremasterizado. El segundo es del "cómo se hizo" también oficial (supongo que sacado de los DVDs porque me sonaba haberlo visto antes). El tercero y el cuarto son actuaciones en directo (las imágenes son un poco cutres pero es que tienen más años que Espinete). Y el quinto es de un grupo que canta la canción pero no es Queen...Normalmente consideraría esto un sacrilegio (y más si son yanquis los que lo hacen) pero me he molestado en escucharlos (son un grupo de voces a capela) y resulta que los Straight No Chaser hacen una versión más que digna, así que he pensado que sería original ponerla aquí también.




 


Oooh you make me live
Whatever this world can give to me
It's you you're all I see
Oooh you make me live now honey
Oooh you make me live

Oh you're the best friend that I ever had
I've been with you such a long time
You're my sunshine and I want you to know
That my feelings are true
I really love you
Oh you're my best friend

Oooh you make me live

Oh I've been wandering round
But I still come back to you
In rain or shine
You've stood by me girl
I'm happy at home
You're my best friend

Oooh you make me live
Whenever this world is cruel to me
I got you to help me forgive
Oooh you make me live now honey
Oooh you make me live

You're the first one
When things turn out bad
You know I'll never be lonely
You're my only one
And I love the things
I really love the things that you do
You're my best friend

Oooh you make me live

I'm happy at home
You're my best friend
Oh you're my best friend
Oooh you make me live
You you're my best friend

Espero que V. (que por lo que yo sé es la única persona que me lee a día de hoy, jejeje) disfrute del modestísimo regalo de cumpleaños que le hago. Lo único que me queda por añadir es desearte que cumplas muchos muchos más y que yo lo vea (ojalá sea así), espero que se cumplan todos tus deseos (al menos los más importantes, lo de ser estrella de Hollywood no pasa nada si no se hace realidad, jejeje), que la vida te (a ser posible también "nos", ya que estamos pido también para mí, jejeje) depare cosas fantásticas y que seas muy muy muy feliz, por lo menos tanto como sé que te mereces. Un beso enorme.

viernes, 21 de octubre de 2011

"Muerte en Estambul" de Petros Márkaris

El último libro que me he leído, el que hace el número 111 (mola el número, ¿a que sí?) de este año, ha sido "Muerte en Estambul" del escritor Petros Márkaris. Se trata de la penúltima novela (la última ha salido a la venta hace poco) de la serie que el autor griego ha realizado desde 1995 con el comisario Kostas Jaritos como personaje principal de sus historias.



Antes de pasar hablar de Márkaris, de las historias de Jaritos y de este libro en concreto, voy a explicar algunas cosas sobre mi relación con la novela negra. La verdad es que igual que no recuerdo cuándo empecé a leer novelas (otro tipo de lectura sí, fue con una colección que se llamaba "Es divertido conocer" de la que seguro que terminaré hablando algún día) tampoco recuerdo desde cuándo leo novela negra en concreto, aunque la sensación que tengo es que lo he hecho siempre. Cuando era más pequeño leía libros que rondaban por mi casa de autores como Agatha Christie con su Hércules Poirot o su señorita Marple (ahora ese tipo de historias me resultan casi infantiles pero para todo hay épocas, digo yo) o Conan Doyle y su Sherlock Holmes (éste sin embargo me sigue pareciendo un personaje fascinante), pero desde que empecé la facultad, más o menos, he ido leyendo libros de género negro clásicos estadounidenses como los de Raymond Chandler (de bastante buen nivel), Dashiell Hammett (al que siempre se nombra pero que no me parece tan bueno) o Patricia Highsmith (una grande entre los grandes, sus libros son simplemente sensacionales) y sobre todo novela negra de autores europeos (los yanquis actuales en general no me convencen, Michael Connelly es mediocre y Donna Leon aburridísima). De este modo he leído las andanzas de Bevilacqua y Chamorro (Lorenzo Silva), Pepe Carvalho (Manuel Vázquez Montalbán) o Méndez (Francisco González Ledesma, el padre del gran Enric González) en España, las avenutras y desventuras de Wallander (Henning Mankell) o el inspector Beck (Maj Sjöwall y Per Wahlöö) en Suecia, los singulares casos de Montalbano (Andrea Camilleri) en Italia, los crueles asesinatos que suceden en el Hamburgo de Jan Fabel (Craig Russell), la sarcástica visión de Bernie Günther en la Alemania de los nazis (Philip Kerr), y los costumbristas casos de Kostas Jaritos (Petros Márkaris), entre otros (seguro que me dejo bastantes en el tintero).

Gracias a todas las novelas de este tipo (negra, misterio, intriga, noir, giallo...Como se prefiera llamar) que me he leído, he podido hacerme una idea de cómo son los lugares en los que viven los personajes y sobre todo conocer con alguna profundidad el tipo de sociedad que les rodea. De este modo, aunque parezca una chorrada, el conocimiento adquirido al leer esos libros me ha permitido no sorprenderme (es un decir) con lo que sucedió este verano con el chalado noruego de extrema derecha o la situación en Grecia con la crisis económica. De hecho lo que más me gusta de este tipo de novelas no es la resolución de los asesinatos en sí, sino, sobre todo, lo que rodea a los casos y lo que piensan los personajes (supongo que por eso soy muy fan de la novela negra pero no tanto del cine negro ya que una peli no tiene la capacidad de contarte tantas cosas sobre los personajes). Aunque este género ahora esté menos denostado, siempre se le ha considerado menor y me parece un error capital calificarlo como tal, los libros de los que hablo generalmente están bien escritos, sus personajes no son planos para nada, la trama se sostiene perfectamente y encima conoces cosas de sitios diferentes...A mí me parece más bien un género mayor, y seguro que hablaré de más libros de este estilo en adelante.

La serie del comisario Kostas Jaritos consta hasta hoy de siete libros traducidos al castellano y "Muerte en Estambul" es el sexto de la saga por la que su autor, Petros Márkaris, ha recibido recientemente el VII premio Pepe Carvalho. El personaje central es, en palabras del propio autor, "un hombre de lo más corriente, que gana un mal sueldo, que tiene una familia a la que quiere y a la que tiene que alimentar y un jefe que le impone respeto y al que teme". Yo añadiría que parece que está siempre cansado y harto, un poco de vuelta de todo, pero en realidad no es así. Su manera de ser cotidiana y su sabiduría de andar por casa, además de un punto de ironía francamente divertido, hacen que te enamores del personaje desde el primer momento en el que lees la primera página de la primera de las novelas. A mí me pasó.

Descubrí a este escritor y su genial personaje de pura casualidad. Resulta que en Madrid, cerca de la sucursal de la Casa del Libro que hay en la Gran Vía, en una callejuela aledaña, tenían una tiendecita de libros en saldo y descatalogados que también les pertenecía (desgraciadamente la cerraron). A esa tienda fui en muchas ocasiones, algunas buscando alguna cosa relacionada con un tema en concreto y la mayoría simplemente por el placer de pulular mirando libros (es una de las cosas que más me gusta hacer). Allí encontré uno de mis libros favoritos, "Fiebre en las gradas" de Nick Hornby (seguro que cuando lo relea, que lo haré, lo comentaré por aquí), y también me compré las dos primeras novelas de la serie de Jaritos. El que estuvieran descatalogadas me echaba un poco para atrás pero al empezar a leer la primera me enganché a la socarronería y el buen hacer del comisario Jaritos. Aunque fue ya hace unos años (por lo menos cinco) todavía me acuerdo de una frase estupenda que venía en el libro, en la que Jaritos se refería a otro personaje diciendo de él algo como "es de la generación del cincuenta, no porque naciera en esas fechas, sino porque su vocabulario no sobrepasa ese número. Si además quitamos gilipollas, coño y culo, nos quedan sólo cuarenta y siete palabras contadas". Aunque me encante leer cosas sobre su afición a los diccionarios, la relación con su temperamental mujer Adrianí, las historias de su hija Katerina o cómo se desespera con los compañeros que le rodean, fue con esa frase con la que me ganó para la causa.

En "Muerte en Estambul", Jaritos y su mujer están de vacaciones en la antigua Constantinopla (los griegos la siguen llamando así, flípalo) y al bueno del comisario le llega de rebote una serie de asesinatos que parecen tener su origen en una viejecita de 90 años que, por lo que se ve, va dejando a su paso (primero en Grecia y luego en Estambul) un reguero de asesinados por envenenamiento con pesticida...Sí, parece muy raro, porque lo es, y ahí lo dejo, jejeje. De nuevo el descubrir al asesino no es lo más importante sino que lo mejor de la novela se fundamenta en leer los pensamientos del gran Kostas Jaritos, en cómo maneja a su mujer (o más bien al revés), en su relación con el agente turco con el que tiene que llevar la investigación y, sobre todo, en conocer el trasfondo de la historia, en el que se deja entrever más o menos cómo de dura fue la vida de la minoría de población griega que vivió en Estambul durante todo el siglo XX (ahora es un número prácticamente irrisorio) y las consecuencias de las "tensiones" entre turcos y griegos durante todo ese tiempo. Para mí leer este libro, como con el resto de los de Jaritos, ha sido una experiencia más que satisfactoria, así que se lo recomiendo encarecidamente a todo el mundo, no sólo a aquellos a los que les gusten las novelas negras, sino a todo aquel al que le gusten las buenas novelas.

domingo, 16 de octubre de 2011

"Para no olvidar" de Los Rodríguez

Esta canción es, sin duda alguna, una de mis favoritas. De hecho, si tuviera que elegir 5 canciones como mis favoritas (no quiero poner un número menor no sé ni por qué) seguro que "Para no olvidar" estaría ahí. No sólo es que sea la canción que más me gusta de Los Rodríguez, es que además se trata de uno de mis grupos preferidos de siempre (Queen y estos son probablemente los que más me gustan) por lo que es doblemente especial. Recuerdo que el primer disco de Los Rodríguez que tuve en mi poder, una copia en cassette (flípalo) del "Hasta luego", me la hizo mi amiga C. y que no paraba de escucharla (me sé esas canciones como si las hubiera escrito yo mismo, jejeje), además de que a partir de entonces adquirí el resto de su discografía y la posterior en solitario de Ariel Rot y Andrés Calamaro. La única espinita clavada que tengo (cosa que también me pasa con Queen, aunque ese es un caso ligeramente distinto) es no haber visto nunca a Los Rodríguez en concierto (a Calamaro y a Rot sí los he visto) cosa que además ya no podré hacer (también como en el caso de Queen, uno de ellos pasó a ¿mejor? vida).

Rescato esta canción básicamente porque ayer, tras el partido de fútbol de los sábados con mis amigos (del resultado del mismo prefiero no hablar), estábamos de charla y mi amigo J. nos pidió el número del móvil (llevaba ya un par de años sin cacharrito porque lo perdió en un viaje de locura en Oporto y no se había comprado uno nuevo hasta ahora) y de repente me acordé de una cosa que había pensado justo unas horas antes, al salir de casa. Me había dicho "si J. tuviera móvil le pondría de melodía para cuando me llamara "Para no olvidar" de Los Rodríguez". Casualidades de la vida, supongo. El caso es que se lo dije y, como tenía la canción metida en mi móvil nuevo, se la pasé (entre otras) y la pusimos un rato. Ahora los dos la tenemos como melodía del otro, jejeje. Otro día, con alguna canción de Calamaro probablemente o con alguna historia de mis amigos, contaré más cosas de mi amigo J., un tipo peculiar donde los haya.

Bueno, a continuación pongo tres vídeos con la canción. El primero de ellos es el del videoclip que sacaron, el segundo es un montaje hecho con la canción e imágenes de Calamaro y Los Rodríguez que me he encontrado cuando buscaba, y el tercero es de una actuación en las ventas en 1996 (hace 15 años, nada más y nada menos, está claro que me hago mayor, jejeje). La letra de la cacnción viene justo después de los vídeos. Disfrutadla, es simplemente genial.




De un tiempo perdido,
a esta parte esta noche ha venido
un recuerdo encontrado para quedarse conmigo.

De un tiempo lejano,
a esta parte ha venido esta noche
otro recuerdo prohibido, olvidado en el olvido.

Sentimentalmente para remediarlo,
voy a quedarme contigo para siempre.
Pero puede que te encuentre últimamente,
entre tanto me confundo con la gente.

Sentimentalmente nuestro por ahora
es el nido que el olvido ha destruido;
y si el viento me devuelve a tus orillas,
serenamente, será dormido...
Serenamente, será dormido.

De un tiempo lejano
a esta parte ha venido perdido,
sin tocarme la puerta, recuerdo entrometido.

De un tiempo olvidado
ha venido un recuerdo mojado
de una tarde de lluvia, de tu pelo enredado.

Como siempre que se cambian los papeles
 
voy a quedarme dormido en tu cintura.
Y si me despierta el día presumido,
déjame quedarme un poco en las alturas.

Para qué contar el tiempo que nos queda,
para qué contar el tiempo que se ha ido,
si vivir es un regalo y un presente
mitad despierto, mitad dormido,
mitad abierto, mitad dormido.

Sólo sé que no sé nada de tu vida,
sólo me colgué una vez en el pasado.
Presenté mis credenciales a tu risa,
y me clavaste una lanza en el costado.

Creo que no te dejé jugar con fuego,
sólo nos dijimos cosas al oído.

Y si un día te encontrare una mañana,
será posible, será dormido...
será posible, será dormido.

Y si un día te encontrare una mañana,
será posible, será dormido...
será posible, será dormido.

viernes, 14 de octubre de 2011

Operadoras (in)móviles - 2ª parte

Esto es como los chavales que salen en las películas y series de hace más 60 años (y las actuales que se sitúan allí) anunciando periódicos al grito de "¡Extra! ¡Extra! ¡Últimas noticias!"



Resulta que ahora, los geniales profesionales de Garrafone (o Mierdafone, como se prefiera) han decidido pasar a la acción...Enviándome el teléfono móvil que me tenía que haber llegado un mes atrás. Sí amigos, resulta que ahora tengo dos Samsung Galaxy Mini, ni más ni menos, por cortesía de Garrafone.

Al principio, cuando mi madre me llamó diciéndome que había recibido un sms diciéndole que me iba a llegar un pedido (puse su número de contacto porque te obligan a poner otro que no sea el tuyo), le dije que seguro que no lo borrara para que le pudiera echar un vistazo pero que seguro que era un error. Pero no. Unas horas más tarde me volvió a llamar, pero en esa ocasión iban ya con el teléfono para que yo lo recogiera (tenía que enseñar el DNI con lo que volvieron por la tarde y me lo dieron en mano).

La verdad es que esta historia no deja de sorprenderme, me parece un cúmulo de errores y de falta de profesionalidad tan enorme, que me parece increíble que siga aumentando más y más. Eso sí, desde que me arreglaron el problema, los errores empiezan a beneficiarme a mí y no a perjudicarme. Si al final de este mes (y los siguientes 5 meses) Garrafone me cobra la mitad de mi tarifa como me prometieron por dejarme sin línea 10 días, por ese agravio me habría ahorrado una pasta y encima dispondría de dos teléfonos muy chulos (uno por la cara), por lo que podría pensarse que después de todo he salido más que airoso del embrollo en el que las sucias operadoras me habían metido.



Eso sí, lo cierto es que sigo sin creerme que me vayan a hacer el descuento prometido, así que me da que tendré que pegarme con ellos y esperar que no descubran su metida de pata al enviarme otro teléfono. Hasta entonces mantendré el segundo móvil guardado con precinto y todo, a la espera de que no se pispen y se lo regale a mi hermana o a mi padre, que han mostrado mucho interés en quedárselo (pero no lo aceptan como regalo de Reyes los muy jodíos).

Seguiré informando.

jueves, 13 de octubre de 2011

"Ordeno y mando" de Amélie Nothomb

El último libro que he leído, el que hace el número 107 en mi lista de libros leídos durante 2011, ha sido “Ordeno y mando”, de la escritora belga Amélie Nothomb. No es el primer libro que leo de esta peculiar autora (de hecho me he leído casi todas sus novelas) por lo que no me ha sorprendido nada que me haya gustado, ya que, sabiendo cómo escribe, daba por hecho que lo que iba a leer me iba a resultar entretenido.

Portada de la edición cara de "Ordeno y mando" de la editorial Anagrama

La gente que me conoce seguro que me ha oído más de una vez la frase “yo no leo mujeres”. Bueno, así sacada de contexto parece que tengo algún tipo de prejuicio machista pero en realidad no es así. Lo que sucede es que, bajo mi punto de vista, la mayoría de las mujeres escritoras que se publican (al menos en este país) en general pertenecen a una especie de subgénero dentro de la literatura, pseudofeminista y pseudohistórico. Me refiero en concreto a ese tropel de Matildes Asensis, Julias Navarros, Marías Dueñas y demás. Gente que escribe best-sellers de dudosa calidad (en esa descripción también metería a hombres tan ¿reputados? como el adocenado Pérez Reverte o el repetitivo Ken Follet) en los que sistemáticamente la protagonista es una mujer (además una mujer siempre de armas tomar: guapa, inteligente, con estudios, valiente…Vamos, una superheroína) que afronta peligros, aventuras y situaciones completamente inverosímiles no sólo por la vacuidad de la trama (situación más que frecuente) sino generalmente por la carencia de rigor histórico, ya que suelen colocar a estas supermujeres en épocas históricas pretéritas en las que la mujer carecía de voz y mucho menos de voto, con lo que las características que las adornan son tan ficticias que no hay parte de la narración que se sostenga. Además suelen estar escritas con una carencia enorme de talento gramático y narrativo (lo que viene a significar que su capacidad de vocabulario y de redacción se quedó en preescolar), además de presentar personajes repetitivos, tópicos y planos (todo esto ocurre con sus compañeros masculinos de best-sellers que he nombrado antes, no hay diferencia de sexo en la vulgaridad de su literatura), por lo que la experiencia me resulta muy poco atrayente. Como esos libros tristemente se venden como churros y no tanto los trabajos de autoras que tienen cosas de veras interesantes que leer, el mercado se copa de escritoras mediocres (con los hombres que se salen del guión habitual no pasa porque se publica a muchos más hombres que mujeres, eso sí es machismo). Esa es la razón de mi frase “yo no leo mujeres”, lo que no impide que sí lea a autoras como Patricia Highsmith, Siri Hustvedt, Fred Vargas o la misma Amélie Nothomb.

Una vez hecha la aclaración sobre mis gustos (literarios) sobre mujeres, paso a contar cosas sobre la autora y sobre el libro en cuestión. Resulta que, al contrario de lo que sucede con los libros que he denostado en el párrafo anterior, en las novelas de Amélie Nothomb los personajes (incluyendo sus obras de marcado tinte autobiográfico) son tremendamente originales (casi hasta raros) pero a la vez son muy cercanos, por lo que el lector se siente profundamente atraído y también identificado de algún modo. Sus novelas son casi siempre cortas (no suele llegar a las 200 páginas) y se leen con mucha velocidad, porque están escritas de manera muy fresca y resultan fáciles de leer, en absoluto pesadas. Además, exceptuando sus libros medio autobiográficos (digo medio porque son historias reales en las que la manera de contarlo es lo que resulta más literario), en cada libro te encuentras personajes completamente diferentes, con lo que la experiencia de leer cualquier novela suya siempre es distinta (además es muy prolífica, cada año saca un libro). No sé si será por su singular educación y sitios en los que ha vivido (nació en Japón y vivió allí hasta los 8 años, además de residir en EE.UU., Laos, o Birmania porque es hija de un diplomático belga) o por los trastornos que haya podido tener (creo que sufrió problemas de alimentación en plan anorexia o bulimia, ninguna tontería precisamente), pero el caso es que se trata de una figura singular, que resulta difícil de clasificar y casi imposible de comparar con otros autores.

El único pero que le encuentro a los libros de la gran Amélie es que la traducción de sus novelas, llevada a cabo principalmente por Sergi Pamiés, está continuamente trufada del habitual error que cometen algunos catalanes cuando hablan castellano al dotar de plural al verbo "haber", cosa que en catalán sucede pero en castellano es una falta de ortografía de considerables dimensiones. Un ejemplo de esto puede ser: "Hubieron cosas que no me gustaron" (Error, se dice "hubo" y no "hubieron"). Pues como éste había (que no "habían") muchísimos errores en todos los libros traducidos por Sergi Pamiés, espero que alguien de la editorial se dé cuenta y lo corrija porque la verdad es que, hablando mal y pronto, queda como el culo.

Amélie Nothomb (un poco raruna sí parece)
En “Ordeno y mando”, como sucede en otras novelas suyas, Nothomb, a traves del personaje protagonista Baptiste Bordave (un hombre, ahí ya se ve que no es una de esas pseudofeministas reivindicadoras de la exclusividad del protagonismo para una mujer) aborda uno de esos "y si" que a veces cruzan nuestra mente de manera insospechada. En este caso, lo que le sucede al bueno de Baptiste es que, al día siguiente de asistir a un encuentro social en el que un desconocido le previene sobre qué hacer si alguien se muere en tu casa, se encuentra con tan desgraciada coincidencia (un fulano de nombre Olaf Sildur se muere justo después de llamar a la puerta de casa de Baptiste) y afronta el "y si de repente dejara mi vida anterior y asumiera la vida de este extraño...". A partir de ahí, la autora hace que nos embarquemos en las peripecias del renombrado Olaf mientras trata de descubrir quién era la persona de la que se ha apropiado la identidad. Y hasta ahí puedo contar. Para mí el resumen es que es un libro muy entretenido, ameno, fácil de leer, agradable y al que merece la pena dedicar el tiempo. Dentro de la irrealidad de la situación, el desarrollo de la historia no resulta absurdo, sino simplemente original y aunque no va a cambiarte la vida, ni mucho menos, el rato que dedicas a leer este libro se te hace de lo más placentero (lo mismo digo de prácticamente todos los otros de Amélie Nothomb que me he leído).

sábado, 8 de octubre de 2011

"Don't stop me now" de Queen

Para todo aquel que me conozca bien, seguro que si alguien le dice que habiendo puesto canciones en el blog, no ha habido todavía ninguna de Queen, se hubiera extrañado mucho. Básicamente porque si tuviera que elegir cuáles son mis grupos favoritos, la mítica banda de Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon, estaría entre las primeras (si no la primera, aunque eso es como la lista de la semana, que cambia de dirección como las veletas).

Bueno, como la sección se llama "Canciones que rondan mi cabeza" lo que ha pasado es que no me había venido ninguna de Queen últimamente y por eso no la he puesto. Sin embargo, esta semana cuando me he puesto a cacharrear con mi nuevo teléfono móvil (de esa historia hablé en Operadoras (in)móviles) y le he empezado a meter canciones, decidí coger la carpeta de los discos e ir metiendo una canción por grupo, para usarlas de tonos si me apetecía y para poder oirlas si me aburría. El caso es que cuando llegué a la carpeta de Queen, en vez de poner la que considero mi favorita ("Bohemian Rhapsody") la primera que me vino a la mente (y metí en el cacharrito) fue "Don't stop me now".

No sé muy bien cuál es la razón de la elección pero al menos la puedo intuir, supongo que al estar cogiendo canciones para tonos de móvil pensé que esa sería mejor, pero es una chorrada porque el comienzo de la canción es tranquilón (justo lo que no quieres para el móvil, ¿no?), aunque luego pensé que es una canción que tiene su historia. Resulta que cuando fui a Irlanda (un mesecito en julio de 1998) en clase con una profesora escocesa muy simpática que se llamaba Gudrun (no recuerdo cómo coño se escribía lo he puesto tal cual se pronuncia) con la que teníamos actividades divertidas (el otro profesor, Paul, era el de gramática y demás, con lo que muy divertido no resultaba) y una de ellas fue trabajar la letra de "Don't stop me now". Lo recuerdo con mucho cariño porque además de que para entonces ya era megafan de Queen y me sabía la canción (con lo que disfruté bastante), ahora cada vez que la oigo me acuerdo de Irlanda y me gusta porque aquel fue un mes muy bonito para mí (seguro que contaré más cosas de aquello más adelante).

Como ya es costumbre, pongo un vídeo con la canción que esta vez, además, viene con la letra debajo como subtítulos. Espero que la disfrute todo el mundo, se trata de la clásica canción de Queen: animada, con una letra fresca, con mucho ritmo cuando lo necesita, con el sonido de las guitarras y de la batería haciéndose presente cuando hace falta y, sobre todo, con la magia de la voz de Freddie Mercury. A mí me parece una pasada.

viernes, 7 de octubre de 2011

10 años de abono, 10 años de Pancho

Esta temporada de la liga ACB (ahora recién renombrada liga Endesa, tócate los cojones, la va a llamar así Rita) que empieza este fin de semana será mi temporada número 11 como abonado del Estudiantes. Después de 10 temporadas viendo al Estu puedo decir que he visto casi de todo, desde tocar el cielo con la punta de los dedos (aquella final de liga que nos robó el Barça) hasta quemarse los pies por las llamas del infierno (aquellos míticos últimos partidos el año del “que no bajamos”), y, aunque ha habido muchos cambios desde entonces (jugadores, entrenadores, pabellones de juego, colores de camiseta, etc.) lo único que había permanecido inalterable estos diez años (además de mi presencia y la de mis padres en la grada) había sido la presencia en el primer equipo de Hernán "Pancho" Jasen. A partir de este finde, ya no será así porque aunque mis padres y yo ocupemos un año más nuestros asientos en el remozado Palacio de los Deportes, Pancho ya no estará entre nosotros (qué tétrico me ha quedado), vamos que no estará porque ya no jugará en el Estu, jejeje.

Pancho y yo, después de que el Estu se salvará en León (2008)
 
Mis padres y yo nos hicimos abonados del Estudiantes la temporada en la que, por culpa del incendio del Palacio de los Deportes de Goya, tanto el Estu como el Real Madrid de baloncesto habían de cambiar de cancha de juego. Mientras los blancos se refugiaron en el pabellón Raimundo Saporta que se encontraba en la antigua Ciudad Deportiva del Madrid (hoy cuatro enormes y fálicas torres) porque el número de sus aficionados no superaba los 5000 espectadores de tan vetusto pabellón, el Estu, con muchos más seguidores (al menos en lo que se refiere a los presentes en la cancha) debía encontrar un sitio para jugar acorde a las necesidades del número de aficionados. Y se eligió el Palacio de Vistalegre, en Carabanchel, con capacidad para 15.000 espectadores. Como dudaban de la posibilidad de mantener el mismo número de hinchas que habían tenido los años previos en el Palacio de los Deportes, los directivos del Estu lanzaron una oferta difícil de mejorar, el abono de todo el año (partidos de liga, europeos y de playoff incluidos) por 5.000 pesetas (sí, amigos, pesetas). Yo era aficionado del Estu entonces (no sé muy bien la razón pero siempre me gustó el equipo, mucho más que el Madrid de baloncesto, con el que nunca me sentí identificado) aunque la verdad es que no seguía mucho el baloncesto (sobre todo comparado con el fútbol), pero claro, ante una oferta así no lo dudé, lo comenté en mi casa y nos hicimos abonados rápidamente (todos menos mi hermana, que no quiso…Ahora creo que se arrepiente porque en cuanto hay bajas no se pierde un partido).

Aquel primer año (temporada 2001/02) lo comenzó Charly Sáinz de Aja como entrenador del primer equipo, porque Pepu (que había sido el entrenador hasta la temporada anterior) estaba de año sabático. Sáinz de Aja era relativamente famoso porque un par de años antes había sido campeón del mundo júnior dirigiendo a una panda de chavales ahora más que bien conocidos (Pau Gasol, Navarro, Felipe Reyes, Raúl López, etc.) por lo que se suponía que el cambio no habría de ser traumático. Pero el caso es que aquel Estu acostumbrado a más victorias que derrotas, con jugadores contrastados (como Carlos Jiménez, Nacho Azofra, Alfonso Reyes), alguna promesa a punto de cuajar (Felipe Reyes) y jóvenes adquisiciones (Pancho Jasen, Germán Gabriel, Rafa Vidaurreta), daba la de cal y la de arena y no terminaba de coger el ritmo a la liga, con lo que echaron a Charly (entonces creo recordar que el equipo tenía más victorias que derrotas...Qué tiempos aquellos), volvió Pepu y el equipo se volvió bastante estable, llegando a la Copa del Rey un año más y a los playoff sin problemas. Sin duda lo más bonito del primer año para mí fue comprobar lo fantástico que es el baloncesto como deporte para ver en una cancha (hasta entonces no había visto ningún partido in situ) y darme cuenta de lo importante que es la influencia de la afición en los resultados de un equipo (eso, por mucho que se diga, no pasa en el fútbol al nivel que ocurre en el baloncesto), todo ello unido a lo especial que es el Estu han hecho que desde entonces viva de manera muy intensa el baloncesto en general y el Estu en particular (soy hasta accionista, jejeje).

Zona de la Demencia en el Palacio de Vistalegre durante un partido de competición europea de la temporada pasada (incluso salgo yo, jejeje)

Las siguientes temporadas, hasta que Pepu se volvió a marchar (se despidió a finales de la 2004/05) fueron de bastante éxito para un equipo humilde como el nuestro, eran épocas de vacas gordas. Nos clasificamos para la Copa del Rey y los Playoffs todos los años, llegamos a semifinales de competición europea dos veces, fuimos semifinalistas de liga varias veces y subcampeones en la 2003/04. En realidad yo creo que no nos dimos cuenta de que el equipo mezcla de veteranos y promesas que se montó en mi primer año como abonado era francamente bueno, que funcionaría unos años y que en el momento en el que se deshiciera lo íbamos a pasar mal. A partir de la marcha de Pepu y hasta ahora, sólo Luis Casimiro ha resistido más de una temporada como entrenador del Estu (y la verdad es que no han sido años legendarios los de Casiveo), por aquí han pasado desde técnicos de la casa (Mariano De Pablos, Orenga) hasta entrenadores con nombre (Pedro Martínez, Perasovic) y el resultado no ha sido tan bueno como los años de Pepu. De hecho bajamos de escalón casi de golpe, de luchar por los playoff a no descender (el año de León casi casi estábamos en LEB a falta de 3 partidos) y, aunque ahora parece que hemos recuperado algo de estabilidad y se vuelve a mirar más arriba que abajo, los resultados no son los mismos, eso está claro. Evidentemente, poder concentrar a la vez esos jugadores de la casa con tanto talento como Jiménez y Reyes (puntales de la mejor selección española de la Historia del baloncesto) fue algo raro y tan caro que lo terminamos pagando. Espero que la vuelta de Pepu (y la de Jiménez, que es todo un ejemplo) signifique que volveremos a tener a jugadores de la casa implicados con un proyecto a medio plazo (si fuera largo mejor pero eso no me lo creo ni yo) y que nos permita crecer hasta volver al nivel de esos años (de ilusión también se vive, ¿no?).

Otra foto del mismo partido (también se me ve)

Estos años en los partidos de la ACB y de competición europea a los que he asistido, además de ver a algunos de los mejores jugadores de fuera de la NBA (auténticos cracks como Scola, Navarro, Rudy, Nocioni, Calderón, Jasikevicius, el mejor Ricky, Oberto, Tomasevic...Prácticamente todos menos a Gasol que se marchó el año anterior a que yo me hiciera abonado), he visto pasar a un montón de grandes jugadores por el Estu, como el gran (pero no en altura) Alfonso Reyes que se fue (al Madrid, el jodío) para dejarle espacio a su hermano Felipe (otro que se vistió de blanco) que se convirtió en una figura de la liga en nuestro equipo y que terminó yéndose tras el subcampeonato. He visto al mítico Nacho Azofra "mear" a bases estratosféricos (como Djordjevic o el Raúl López de antes de las lesiones) hasta que su nivel bajó enteros (la edad no perdona a nadie) y se marchó. He disfrutado de cómo Carlos Jiménez daba siempre lo suyo (un 10 en nada pero un 8 en todo) hasta que se marchó a Unicaca hace 5 años (ahora ha vuelto y con 35 años parece el mismo, es increíble). Mis ojos como platos se deleitaron un par de años con el mejor Sergio Rodríguez (el previo a la NBA no el de ahora en el Madrid, sí, otro en el Madrid) y otro par con un máquina todoterreno como Carlos Suárez (otro en el Madrid, ¿casualidad?). Pero sobre todo, estos 10 años he visto crecer a Pancho, mi jugador favorito. 


Pancho celebrando la victoria en un derbi contra el Madrid


Aquel alero espigado recién llegado de Gijón (su primer equipo en ACB) que le ponía intensidad a todo lo que hacía, canchero a más no poder, pero que no tenía una mano legendaria precisamente, ha terminado haciendo casi de todo para el equipo: anotar, asistir, rebotear, robar balones, liderar...Todo ello con esa intensidad y aún más, nunca dando nada por perdido, siempre haciéndonos sentir orgullosos de que llevara nuestra camiseta, representando fielmente los valores del club como si él mismo hubiera sido alumno del Ramiro, sumando partidos (el extranjero que más veces ha jugado en el Estudiantes por encima del mítico John Pinone) haciéndose más importante año tras año hasta convertirse en el capitán del equipo. El capitán. Mi capitán. Supongo que siempre pensaré en Pancho como el capitán del equipo, como el capitán de mi equipo. Por eso este fin de semana, cuando vaya al Palacio de los Deportes con mi camiseta con el 14 a la espalda y no vea a Pancho vestido de azul estudiantil, seguro que sentiré un escalofrío o un estremecimiento, una sensación de pena que supongo sólo me durará unos partidos (el tiempo es lo que tiene, hace que todo se olvide) pero que estará ahí, porque son muchos años "juntos".  Desde aquí sólo puedo decir, gracias Pancho por estos 10 años y suerte.

P.D. Había pensado poner una foto de Pancho con la camiseta del Cajasol (su equipo este año) pero es que es tan fea la condenada equipación (rosa fosforito) que da vergüenza ajena.

lunes, 3 de octubre de 2011

Operadoras (in)móviles

Sí, ya he comentado con anterioridad por aquí que soy ingeniero, un triste teleco como otros tantos, pero este post no tiene nada que ver con semejante cruz. Este post es por otra putada que me ha pasado en los últimos tiempos. Resulta que desde tiempo inmemorial (allá por 2003 creo recordar) hago uso de una línea de teléfono móvil cuyo operador, para no señalar a nadie, vamos a llamar Timofónica. Tras años utilizando ese número en la forma de prepago, Timofónica sacó una oferta de tipo familiar pasándose a contrato que a mi madre, a mi hermana y a mí nos resultó muy interesante porque nuestro principal flujo de llamadas se producía entre nosotros (caso aparte es el del famoso “favorito” que cada uno teníamos el nuestro), así que nos metimos en dicho plan, teniendo a mi madre como cabeza visible de la tarifa (las facturas eran todas a su nombre) pero aclarando a quién pertenecía cada uno de los números asociados al plan (nombre, apellidos, DNI, fecha de nacimiento, dirección...Vamos, una ficha completa).
 
 
El problema ha venido hace relativamente poco. Timofónica, ahora conocida como Vomistar, dentro de su fantástico plan de renovación de tarifas (lo de fantástico es coña), decidió dar de baja el módulo familiar y además creyó que lo mejor era avisar de ello con un mensaje en letra liliputiense en una de esas facturas en papel que llegan a tu casa y de las que sólo miras en detalle las llamadas registradas y si el consumo se ha disparado (ojo, de todo esto no nos dimos cuenta hasta mucho tiempo después). No nos llamaron, ni nos ofrecieron ninguna alternativa, simplemente nos dieron de baja y nos colocaron la tarifa por defecto (un puto robo de tarifa, al tan flipante como 24 céntimos el minuto hablado más el establecimiento de llamada). El caso es que, como nuestros respectivos consumos han sido siempre bastante mediocres, no nos dimos cuenta hasta este verano, cuando estando de vacaciones, un simpático operador (lo de simpático es coña) de Timofónica, decidió ponerse en contacto con mi madre para sugerirle un cambio de tarifa. Mi madre, para determinadas cosas, es como una abuela de esas que por no cambian nada simplemente por no complicarse, así que le dijo amablemente que no y le colgó. El tipo, insistente donde los haya, volvió a llamar y, aquí viene lo mejor, cuando recibió de nuevo la colgada por respuesta, decidió realizar sin el consentimiento de mi madre un cambio de tarifa (eso sí, un cambio a mejor, que a peor era imposible), con lo que nos llegó un mensaje a mi hermana y a mí (además de a mi madre, claro está), explicándonos que el número de mi madre ya no pertenecía al módulo familiar (en realidad ninguno pertenecía a ese módulo porque estaba dado de baja).
 
 
Evidentemente mi madre se cogió un cabreo de cojones, y decidió ir a una tienda física (esto de física tiene gracia, vamos que es una tienda de las de toda la vida, con persona atendiendo en un local) a ver qué coño había pasado y qué teníamos que hacer para solucionarlo. En la tienda, la chiquita que nos atendió nos contó todo el percal, es decir, todo aquello que nos había pasado y no sabíamos hasta ese momento (la desaparición de la tarifa, la tarifa abusiva que teníamos, la jugada del operador, etc.). Cuando fuimos conscientes de la situación, decidimos aprovechar para asociar cada uno el móvil a su respectiva cuenta bancaria y nuestra sorpresa fue que, según los registros de Vomistar, la titular de todas las líneas era mi madre. Esto suponía que podíamos cambiar el titular de pago pero no el de la línea a menos que pagáramos 12 € (más IVA amigos, que Hacienda somos todos) por poner unos datos que se supone que ya deberían tener, todo ello a través del teléfono porque, al menos era lo que pasaba en aquella tienda, no puedes cambiar el titular de otra manera (a mí me sonó a la milonga del marinero y el capitán). Así que asociamos cada uno nuestro respectivo número a nuestra cuenta bancaria y pospusimos el cambio de titular a la vuelta a Madrid.
 

Unas semanas después, idiota de mí, pensé que era el momento de "negociar" el cambio de titularidad con Timofónica-Vomistar de manera que no pagara nada y además me ofrecieran algo...Si seré toli. Basándome en la cantidad de veces que he oído que con amenazarles un poco con irte a la competencia te dan lo que pides y un poco más, me aventuré a tratar de engañarles para que me cambiaran la titularidad del número sin tener que pagar nada a cambio. 
 
Llamé un lunes le conté a la señorita operadora sudamericana (creo que en esta frase "sudamericana" es un epíteto, porque se trata de un adjetivo que puede eliminarse de la frase sin que el contenido varíe) lo que había sucedido en cuanto a la titularidad de mi número (lo de que nos pidieran hasta el historial dental cuando nos hicimos el módulo familiar y luego la titular sea mi madre) y que quería hacer el cambio. La señorita me dijo que tenía que pasar por caja, yo me hice el sorprendido y el ofendido, y le dije que hablaría con la competencia...Un plan astutísimo, como ya se verá. 
 
Unos días después llamé y le dije a la señorita operadora (pongamos que se llame Daisy) que había hablado con la competencia de Vomistar y que me ofrecían el cambio de titularidad gratis y además un teléfono (vil mentira), y que yo no tenía interés en cambiarme de compañía pero que si me trataban de cobrar por lo de la titularidad me iba con el mejor postor. Entonces ella replicó diciéndome que me cobraban los 12 € pero que me daban un teléfono por la cara, en concreto un Samsung Galaxy Mini...Y ahí fue donde la cagué. 
 
Le dije que me lo pensaría, busqué información del teléfono y se me pusieron los dientes largos (además ya llevaba un tiempo pensando en la posibilidad de adquirir un smartphone, con lo que mataba dos pájaros de un tiro, o eso creía yo), así que al rato volví a llamar. En esta ocasión me atendió otra señorita (llamémosla por ejemplo Yenny, sí, escrito así) y cuando le dije lo que me había comentado su compañera, lo consultó (o eso dijo) y me confirmó la oferta, en varias ocasiones, ya que yo no paraba de preguntarle ¿está usted segura de que si cambio la titularidad me dan el teléfono gratis sin ningún problema? Y ella sólo decía que sí, así que hicimos el cambio de titularidad (previo sucio pago) y comenzó a realizar el pedido del teléfono. 
 
Todo parecía ir bien hasta que, al final del proceso me informó de le iban a limpiar todos los puntos a la cuenta de mi madre (los que habíamos ido acumulando mi hermana, ella y yo), y como ya había hecho el cambio de titularidad me vi obligado a tirar para adelante con ello...Segunda cagada. Me contó que lo único que tenía que hacer era ir con mi madre y el mensaje localizador que le habían enviado a su móvil para recoger mi nuevo y flamante smartphone, pero resultó que la muy hija de la gran puta de Yenny me había tangado a lo grande, dando de alta en la tarifa de datos el número de mi madre en vez del mío, con lo que no me daban el móvil a mí, se lo daban a mi vieja. Simplemente acojonante. Lógicamente llamé en ese preciso instante al puto 1004, conté lo que me había pasado y puse una reclamación que me dijeron que me contestarían en un par de días, ya que el responsable de analizar la queja había de escuchar las llamadas (que se supone que graban) para evaluar la situación y emitir una respuesta. 
 
Pues bien, la pedazo de cabrona de la responsable (Carmen Rodríguez, lástima que sólo haya miles de tías en el mundo con ese nombre), se pasó mi queja por el culo y me mandó al día siguiente un sms diciéndome que la reclamación estaba desestimada porque no constaba oferta alguna y que no había sido posible contactar conmigo, en resumen, una buena tanda de trolas, así que volví a llamar al número de (des)atención al cliente para ver qué coño pasaba. Me dijeron que pasaban nota para que la responsable se pusiera en contacto conmigo, puse otra reclamación y esperé un par de días. Infructuosamente. Volví a llamar varias veces pero me daban largas una y otra vez, así que ante la perspectiva de haber pagado los 12 € (más IVA) y haberme quedado sin teléfono por la cara, decidí hacer la portabilidad de mi número a otro operador. A Garrafone. Tercera cagada.

 
Dediqué algunos ratos libres a comparar ofertas, tarifas y demás relacionadas con la portabilidad móvil y, dadas mis características de consumidor (rata de alcantarilla) lo mejor era irme a la tarifa más miserable de Garrafone y quedarme con, casualidades de la vida, el mismo teléfono con el que había empezado la movida con Vomistar. Me metí en la tienda online de Garrafone y, tras introducir con cuidado de no equivocarme uno a uno todos mis datos, confirmé el pedido de portabilidad. Al instante me llegó a mi correo la confirmaciñon del mismo y, pese a tener algo de desconfianza en las operadoras tras lo sucedido con Timofónica, pensé (imbécil de mí) que en quince días, día arriba día abajo, lo tendría todo solucionado. Unos días después recibí el correo en el que me decían que necesitaban la fotocopia de mi DNI y algún documento que justificara que yo era el titular de la cuenta bancaria asociada, así que se los envié y el proceso siguió su curso. Una semana más tarde me llegó un sms de Vomistar para que me pusiera en contacto con ellos para hablar de la portabilidad llamando a un teléfono gratuito. Yo pensaba que me ofrecerían algo para que me quedara, pero tal y como me habían tratado recientemente, me tenían que lamer el culo bien lamido y ofrecerme una casa en la playa. Pues no. No me ofrecieron nada de nada. Me dijeron que como era un cliente nuevo (tócate los cojones después de 8 años) no podían siquiera hacerme la contraoferta, así que seguí adelante con la portabilidad.

 
El proceso de portabilidad parecía ir muy bien porque me confirmaron que para el lunes 19 de septiembre (lo había iniciado el día 2 de septiembre) se produciría el cambio. Para entonces me tenía que llegar el terminal y mi nueva SIM, de modo que el día que pasara de Vomistar a Garrafone no me quedara sin línea. Sin embargo, el jueves de la semana anterior al ver que no me había llegado el móvil, llamé al 1704 (teléfono de la tienda online) y me dijeron que había habido un problema y que tenían retraso en los envíos, pero que me llegaría el lunes. Ante esto le pregunté al menda que me atendió (no tenía ningún nombre raruno) si no me quedaría sin línea y me dijo que no, que la activación se retrasaría a la madrugada del lunes al martes. MENTIRA.

El lunes me quedé sin línea y esperé durante la mañana a que me llegara el terminal, pero como ya me olía a chamuscado se me ocurrió volver a llamar al 1704 y ahí ya llegó...El HORROR. Sí amigos, después de todo lo que había pasado, todavía faltaba algo mejor, la guinda del pastel (aunque en realidad la guinda aquí era más grande que el pastel). Resulta que llamo y me dicen que el pedido no ha llegado porque está bloqueado. Y yo les pregunto que por qué y me dicen, porque aquí consta que el titular de la línea no es usted sino una chica que se llama A. M. P. 

Los muy gilipollas, al dar de alta mi número, habían sido tan zotes como para mezclar mis datos con los de otra persona. Digo mezclado porque se me ocurrió crearme una cuenta de Mi Garrafone con mi número de móvil y pude comprobar cómo habían cogido un poquito de sus datos (nombre, apellidos, fecha de nacimiento, código postal) y otros de los míos (DNI, cuenta bancaria, dirección). Un puto desbarajuste, vamos. Así que por la tarde volví a llamar al 1704 y me dijeron que lo pasarían a su supervisor para que lo solucionara manualmente...Y una leche.

Resulta que seguí llamando al número de la tienda online todos los días, mañana y tarde, abriendo incidencias, pero nadie me solucionaba nada de nada. Los datos de la tía seguían ahí, sin alterarse ni lo más mínimo. Me dijeron que esperase a que se cerrara la incidencia (lo hice y no lo resolvieron), me dijeron que fuera a una tienda física (otra vez con lo de física) y que allí me los cambiarían sin problema y entonces se desbloquearía el pedido (fui y no podían hacerlo, sólo tramitar una reclamación, que tampoco fue atendida). Así que al final de la semana me puse en contacto con (des)atención al cliente de Garrafone (un teléfono de móvil), conté mi caso y me pasaron a reclamaciones, donde me dijeron que tenía abierta una incidencia y que ellos no podían hacer nada hasta que se terminara el plazo. Siguió sin pasar nada de nada. Seguí la semana siguiente con la misma rutina de llamadas al 1704 (infructuosas todas ellas, hubo alguna subnormal que insinuó que había metido mis propios datos mal, un error considerable el de equivocarme de nombre...Y de sexo) mañana y tarde, hasta que me di cuenta de que la única vía era la de atención al cliente y reclamaciones.
 
El jueves 29 (diez días sin línea), harto de tanto esfuerzo inútil, me tiré toda la tarde llamando a esa gentuza con el objetivo de que al menos para el lunes estuviera solucionado todo. Llamé no menos de 5 veces a atención al cliente, con situaciones tales como que directamente me colgaran según contaba la historia (esto también me pasó en el 1704), que me pasaran con reclamaciones pero según me ponían la musiquita se cortaba (qué casualidad, ¿no?), otra tía me dio el número del FAX (sí, eso todavía existe) para que contara mi caso (¿más veces?) e incluso hubo un par que me dijeron que tenían una incidencia técnica y que no podían ponerme en contacto con reclamaciones. Todo ello hasta que di con Claudia Soto. Sí, ese es el nombre de mi hada madrina de los móviles. 

Cuando me pasaron con ella y le conté mi caso, yo esperaba las mismas respuestas que había recibido con anterioridad, pero ella me dijo que lo primero era corregir los datos de la titularidad...Y LO HIZO. Casi se me caen las lágrimas cuando comprobé que había ido corrigiendo uno a uno todos los datos que le dije. Encima, después de eso, me tramitó la adquisición de mi más que deseado Samsung Galaxy Mini y al día siguiente, tras contar lo que me había pasado en una tienda oficial de Garrafone me hicieron un duplicado de SIM, comprobaron el localizador y salí de allí con nuevo móvil. Además, para compensar las molestias, se supone que me van a cobrar sólo la mitad de la factura durante los 6 meses siguientes, aunque esto es algo que todavía no me termino de creer, así que lo más probable es que tenga que hacer alguna llamada más (ojalá no).

El caso es que después de toda esta mierda con Garrafone (para mí por ello ya son Mierdafone), y de ver cómo se ha solucionado con una simple conversación, lo que me he preguntado es, ¿por qué coño no me solucionaron el problema el mismo día que di parte de él? ¿Por qué tantas pegas, tantos rodeos, tantas acciones inútiles si era algo tan fácil de solucionar? En resumen, ¿por qué tanta inutilidad? Si alguien es capaz de explicármelo que me lo diga, porque no entiendo nada.