Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

sábado, 19 de mayo de 2012

MILLION DOLLAR BABY (****) - El género Eastwood


El género Eastwood

En la Historia del cine hay directores que suponen por sí mismos un género por la calidad y el estilo de sus películas. Billy Wilder, Frank Capra o Alfred Hitchcock son claros ejemplos de lo dicho, siempre se alude a ellos (“como sucedería en las películas de...”) cuando se habla de trabajos actuales. Pues bien, Clint Eastwood se ha convertido ya en un género cinematográfico por derecho propio (obras como Bird, Sin perdón, Mystic River y ahora Million Dollar Baby lo confirman).

La película, premiada como la mejor en los Oscars, es una atrayente historia de personajes perdedores en busca de su oportunidad; un entrenador de boxeo desencantado, un ex-boxeador tuerto y una frustrada treintañera empeñada en cambiar su destino de camarera por el de ser púgil profesional. Cada uno de los tres tiene su propio drama particular, Frankie (Eastwood) no tiene trato con su única hija y su boxeador estrella le abandona antes de llegar a la cima; Scrap (Morgan Freeman) vive en un cuartucho del gimnasio de Frankie desde que perdiera el ojo en su último combate; y Maggie (Hillary Swank) tiene una familia que parece sacada de una película de Fernando León. Juntos luchan para que ella consiga su sueño de convertirse en la chica del millón de dólares que da título a la película. Si bien a priori parece la típica película de superación yanqui en la que el viejo preparador consigue hacer campeón a su discípulo, nos encontramos con todo lo contrario, aquí los personajes son reales y no se prevé precisamente un final feliz a la vuelta de la esquina.

El oscarizado trabajo como director de Eastwood se ve favorecido, como sucediera en Mystic River, por la presencia de un reparto extraordinario, encabezado por los también galardonados Freeman (estupendo como siempre) y Swank (consagrada ya como la actriz dramática del momento). Pero la película es imprescindible por muchas cosas más: el guión deja frases extraordinarias (los diálogos entre los dos viejos acabados son de lo mejor del cine actual) y un nombre para el recuerdo, “Macushla”; los personajes secundarios son excepcionales (como el pastor o “Peligro”, un boxeador muy particular); la ambientación, llena de lugares desvencijados y cutres, es perfecta; pero, sobre todo, Eastwood no cae en demagogias ni sensiblerías al solventar con rotundidad el problema ético que se le plantea a su personaje. Esta película es un clásico recién estrenado y no deben perder la oportunidad de ir a verla.


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