Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

miércoles, 30 de mayo de 2012

COLD MOUNTAIN (***) - Una “peli” de las de antes


Una “peli” de las de antes
Mi abuelo siempre se queja de que ahora no se hacen películas, o “filmes” como dice él, como las que se hacían antes. Pues bien, "Cold Mountain" es una de esas películas, posee los típicos elementos que hacen de ella un clásico recién estrenado: amor, odio, aventuras, penalidades, amistad, muerte...

El director, Anthony Minghella, nos traslada, a su manera (hay diálogos y escenas que recuerdan sobremanera a "El Paciente Inglés"), a la vieja historia de la vuelta de Ulises a Ítaca con su mujer, Penélope, pero, en este caso, con la Guerra de Secesión como telón de fondo.

Nuestro particular Ulises, Inman, magistralmente interpretado por Jude Law -un actor espectacular y de una versatilidad asombrosa-, tras ser herido por los Yanquis en Petersburg decide volver a su pueblo con su amada, recorriendo unos paisajes increíbles por su extremada belleza -maravillosa fotografía- y encontrándose con una serie de personajes (un reverendo mujeriego, una madre primeriza que acaba de perder a su marido, una mujer con un rebaño de cabras...) que, con las desgracias, contratiempos y reveses que sufre el protagonista, provocan en el espectador una sensación de final trágico a la vuelta de la esquina. En el otro lado de la historia, Ada -una Nicole Kidman excesivamente correcta, no dando todo de sí y a la que un flojo doblaje termina por estropear- espera en el pueblo de Cold Mountain con la misma suerte que acompaña a su amado durante su vuelta, pierde a su padre, ella no sabe cómo dirigir su granja, y el corrupto jefe de la milicia local no para de insinuarse con el objetivo de quedarse con sus tierras. Sin embargo, con la ayuda de una pueblerina, Ruby, -Renee Zellweger, espléndida en un registro nada habitual en ella- ruda, testaruda, masculina incluso, pero el complemento perfecto de Ada, ponen en marcha la granja a la espera de que Inman vuelva.

El fallo de la película radica en el metraje y en el alargamiento innecesario de ciertas secuencias, que, si bien no es reprochable, ya que Minghella -también guionista del film- intenta reproducir de la manera más fiel posible lo que se relata en el libro en el que se basa la película, le da un toque de lentitud a la misma que no favorece al entretenimiento. Por el contrario, la excelente elección de los actores, sobre todo los secundarios (Philip Seymour Hoffmann, Donald Sutherland, Giovani Ribisi, Natalie Portman y un largo etcétera), la fuerza de la historia, el aplomo de los personajes y el distinto punto de vista que percibimos de la guerra -vemos qué sucede en un pueblo alejado del combate- hacen de la película un clásico contemporáneo, una “peli” de las de antes.



P.D. Este texto es de 2004, un año antes de que mi abuelo falleciera, he querido respetar el tiempo verbal de cuando se estrenó la película y por eso las referencias que hago están en presente.

domingo, 27 de mayo de 2012

"Una cuestión de fe" de Enric González

El último libro que me he leído (el que hace el número 50 de este año) ha sido "Una cuestión de fe", escrito por el periodista Enric González. Se trata de un librito de cerca de 70 páginas en el que el autor habla de su relación con el club de fútbol del que es hincha desde pequeño, el Real Club Deportivo Espanyol de Barcelona (la ciudad en la que nació) mientras a su vez repasa la historia del club y la rivalidad con su principal enémigo deportivo, el Barça. El libro sólo tiene dos cosas malas y difícilmente remediaables, que son que es corto en longitud y pequeño en tamaño, con lo que el fantástico rato que pasas con su lectura también es corto (en tiempo) y pequeño (en tamaño). A los que somos aficionados al fútbol y a la literatura este libro de Enric González, como el resto de libritos que ha sacado la editorial Libros del K.O. en su colección "Hooligans ilustrados" (en la que escriben Ramón Lobo, Manuel Jabois, Julio Ruiz o Antonio Luque), nos ha llegado al corazoncito porque no se suele dar (dejando al gran Nick Hornby a un lado) que se relacionen fútbol y libros. Además el bueno de Enric en sus libros siempre cuenta anécdotas o detalles que desconocías, como por ejemplo la manipulación de la Historia por parte de los intelectuales del Barça en plena transición, convirtiendo de manera falaz al club blaugrana en el paradigma del catalanismo y el antifranquismo (cuando nunca fue así) y dejando a su amado Espanyol, como se dice coloquialmente, en bragas.


Aprovechando que hablo hoy de este libro, también quiero contar algo sobre el autor. Enric González es periodista, como he dicho antes, del diario El País desde hace muchos años. Allí ha ejercido de corresponsal en Londres, París, Nueva York, Washington, Roma y, la última hasta la fecha, Jerusalén. Cuando llegó a Roma allá por el 2003, el entonces jefe de la sección de deportes, Santiago Segurola (probablemente el mejor periodista deportivo de España) le encargó una columna con el título "Historias del calcio" (calcio en italiano siginifica puntapié y es la palabra con la que denominan al fútbol). Aunque Enric pensaba que se trataba de algo puntual, Segurola le pidió que fuera una columna semanal y pronto se convirtió en uno de los reclamos de los lunes en El País, una mirada distinta de lo que sucedía en el fútbol italiano y también en el país transalpino. Ahí fue cuando conocí a Enric.

Soy un aficionado al deporte en general y al fútbol y al baloncesto más en particular, como ya se ha podido ver por aquí en bastantes ocasiones. Sin embargo no me gusta lo que se suele leer en los periódicos deportivos desde hace años, básicamente porque tienen poco que ver con los deportes en sí y hablan de temas sin ningún interés para mí (como el último corte de pelo de Cristiano o de lo gordo que está Ronaldinho) así que desde hace mucho tiempo sólo leo (y a veces por encima) la sección de deportes de El País, con mucho la mejor que hay en España. Volviendo al tema, el caso es que encontrarse con esas columnas semanales de Enric González cada lunes suponía para mí un oasis de calidad entre un desierto de mediocridad. En cada artículo, Enric diseccionaba con mano de cirujano la complejidad de la sociedad en la que vivía y lo hacía usando como herramienta un escalpelo de lo más mundano, el fútbol. De este modo mataba dos pájaros de un tiro, te contaba cosas relevantes de lo que él vivia día a día en plena era berlusconiana y además te entretenía con lo que contaba sobre el juego más apasionante de todos.


"Historias del calcio" se convirtió en tema de conversación también con mi amigo P. y desde entonces ambos somos muy muy fans de Enric. Tanto que le hemos seguido en los artículos y columnas de El País (aquellas que tenía en la sección de televisión eran impagables) y ahora en la revista de internet Jot Down, y nos hemos ido comprando y devorando todos y cada uno de los libros que ha ido sacando. En "Historias de Londres" (1999), entre otras muchas cosas, te cuenta cómo se formaron los clubes de fútbol londinenses mientras que conoces a un joven aspirante al trono laborista que luego se haría tristemente famoso por meterse en guerras ajenas (Tony Blair).  En "Historias de Nueva York" (2006), cuyo comienzo es majestuoso ("Dicen que cuando en Nueva York son las tres de la tarde, en Europa son las nueve de diez años antes"), puedes encontrar dónde se come la mejor hamburguesa del mundo, por qué los Yankees son tan importantes para la ciudad o cuál es la historia de los principales rascacielos. En "Historias del calcio" (2007) vuelves a encontrar con una recopilación de las mejores columnas de Enric que ya has leído y que, sin embargo, deseas volver a leer. "Historias de Roma" (2010) es la obligada guía de viaje alternativo a la ciudad eterna (al menos lo será para mí cuando vaya), además de contarte más cosas alucinantes de la sociedad berlusconiana (hay una del propio Berlusconi que parece un cuento...Pero sin final feliz, quizá porque es real).


El caso es que ayer, por caprichos del destino, el genial Enric González firmaba en la Feria del Libro de Madrid ejemplares de "Todas las historias y un epílogo", el recopilatorio que ha salido este año de todas las "historias" y un último texto en el que asegura que no habrá más (una pena, la verdad), así que inste a mi colega P. a que fuéramos a que nos firmara algo. Era la primera vez que ambos hacíamos algo así y la verdad es que estuvo muy bien, básicamente porque es un tipo simpático y cordial. Mi amigo P. sólo llevaba "Historias del calcio" pero yo, ante la oportunidad, decidí llevármelos todos. Dicho así suena fatal, pero la verdad es que no sabía cuál quería que me firmara por encima de los otros así que decidí posponer la elección hasta ver si había mucha cola o si me daba vergüenza. Al final, dada su amabilidad los saqué todos. Es una gozada tener esos libros firmados por un tipo al que admiras y sus dedicatorias me gustaron mucho (sobre todo la que decía que "Historias de Londres" era su favorito y la última, en la que ponía que le había hecho firmar como un estajanovista). Además charlamos de manera distendida sobre el final de su corresponsalía en Jerusalén (ahora está esperando a ver qué pasa con él) y de sus obras, de las que él bromeaba diciendo que cada vez "son más breves, la siguiente será un poema haiku en una servilleta y ella (señalando a su editora, la rubia de ojos azules que él nombra a menudo y que se sonrojó cuando lo comenté) lo vendería a 40 €". En fin, un rato de lo más agradable el que pasamos allí, está claro que Enric es un tipo de lo más interesante y con el que sería un placer tomarse algo charlando de cualquier cosa.


viernes, 25 de mayo de 2012

Final de Temporada

No, no voy a hablar de fútbol aunque hoy sea la final de la Copa del Rey ni de ningún otro deporte, esta vez va de series. Tras la catarata de finales de temporada en las series yanquis, incluyendo algunas que se van para no volver, he pensado que podía hacer una especie de lista en la que estuvieran todas y cada una de las series que he seguido desde septiembre (cuando empezó la temporada propiamente dicha) diciendo brevemente qué me han parecido. Son muchas, he de reconocerlo, pero si tenemos en cuenta que últimamente casi no veo pelis y menos la tele española quizá se entienda más. Bueno, ahí van, ordenadas alfabéticamente.

1. Arrested Development

 Al contrario que la mayoría de las series de esta lista, ésta la he ido viendo a tirones, durante épocas en las que no había capítulos nuevos en EE.UU. (como Navidad, Semana Santa, Acción de Gracias, etc.). Es una comedia de situación ("sitcom") de una familia disfuncional (por no decir que son raros de cojones) que tuvo mucho éxito de crítica pero no mucha audiencia y la cancelaron a mitad de la tercera temporada. No está mal, te ríes razonablemente, y es mejor que el 80% de las supuestas comedias que se emiten todos los años.






2. Awake.

Ésta es una serie que han estrenado este año en lo que los estadounidenses llaman la "midseason". La historia es la de un poli, Michael Britten (Jason Isaacs), que después de un accidente de tráfico en el que iba con su mujer e hijo, cuando se despierta se encuentra con que vive en dos mundos paralelos. En uno su mujer sigue viva y su hijo no, y en el otro al contrario. Evidentemente al tratarse de un madero tiene que resolver casos y para hacerlo se apoya en cosas que ve en la otra realidad alternativa. Han sido sólo 13 capítulos y, como no ha tenido buenos datos de audiencia, no habrá una segunda temporada. Una lástima porque era una serie entretenida y original, tanto que los poco más de 40 minutos de cada episodio eran trepidantes y se pasaban muy rápido.




3. Black Mirror

De esta miniserie de tres capítulos hablé en Black Mirror 1Black Mirror 2Black Mirror 3.

4. Breaking Bad

A ésta le pasa lo mismo que a Arrested Development, la he visto a tirones. Me la recomendó mi amigo P. de manera encarecida y me he visto las 4 temporadas (46 episodios). Es la historia de cómo un profesor de química de instituto llamado Walter White (Bryan Cranston, el padre de Malcolm), pusilánime donde los haya (se deja mangonear por todo el mundo), recibe la noticia de que tiene un cáncer terminal y decide dar un giro radical a su vida...Comienza a fabricar metanfetaminas (drogas de diseño puras donde las haya, porque es químico) con la ayuda de un ex-alumno bandarra y medio yonqui. Evidentemente sabes que Walter tiene que tardar en morir (si es que lo hace), básicamente porque si no la serie duraría bien poco, así que lo que se observa es cómo ese tipo cobarde y sin voluntad, poco a poco, se convierte en un auténtico criminal sin escrúpulos. Es una serie que está francamente bien, sobre todo porque todos los personajes que salen son odiosos que no veas, consiguiendo despertar en el espectador todo tipo de sentimientos de rechazo, pero sigues teniendo ganas de ver más y más. Seguro que volveré a hablar de ella y de sus "curiosos" personajes más adelante por aquí, ya que la quinta (y última) temporada empieza el 15 de julio.


5. Californication

La quinta temporada de las aventuras (más bien desventuras) de Hank Moody (David Duchovny) en Los Ángeles ha pasado sin pena ni gloria. Al menos para mí. Después de unas fantásticas dos primeras temporadas, en las que el humor irreverente (a veces rozando el mal gusto), los diálogos frescos y las situaciones impactantes (éstas sín duda de mal gusto) la convertían en lo más parecido a leer a Bukowski sin leerlo, las últimas tres temporadas ha sido un descenso paulatino a repetirse y dejar de hacer gracia, empeñándose en mantener a todo el elenco de la primera temporada cuando la mujer de Hank y su hija (sobre todo ésta última, a la que dan ganas de matar con tus propias manos) sobran que no veas. El sexo explícito dejo de ser un reclamo (al menos para mí) y me gustaría que en la sexta temporada las cosas cambiaran a mejor.




6. Castle

Esta es la única serie de la lista de la que sigo todos los capítulos viéndola doblada, aunque es por imperativo familiar (el resto las veo por mi cuenta). Es una serie malucha (el doblaje es peor que la serie, por cierto) de esas en las que la pareja protagonista lleva con ésta cuatro temporadas abusando de la famosa "tensión sexual no resuelta" mientras el escritor Richard Castle (Nathan Fillion) ayuda a la policía a resolver crímenes. En realidad la resolución es bastante más sencilla para el espectador, básicamente porque sólo hay que ver si hay algún actor o actriz que hayas visto antes y ahí tienes al asesino...Se falla muy poquito con este método (llamémoslo Método Rísquez para la Resolución de Crímenes).


7. Community

De esta serie he hablado ya en otras ocasiones por aquí, siempre bien. Bajo mi punto de vista es de lejos la mejor "sitcom" que hay en la actualidad, aunque creo que está dirigida a un público concreto. Para entender muchos de los chistes hay que estar puesto en pelis, series y muchas cosas más. Le exige al espectador un nivel, pero lo que devuelve es magia televisiva. La originalidad de los guiones y lo fantásticos que resultan los personajes (es increíble pero no odio a ninguno, cosa rara rara) la convierten en un caso único. El problema es que tiene baja audiencia, por lo que han llegado a emitir la tercera temporada (con un par de capítulos que probablemente sean de lo mejor que he visto en todo el año) a trompicones y han conseguido la renovación para una cuarta de 13 capítulos casi de chiripa. Me da que no va a llegar a lo que desde la misma Community se pide con el mensaje #sixseasonsandamovie pero tienen todo mi apoyo.


8. Fringe

Después de conseguir la renovación con mucho suspense tras la tercera temporada, los fans de Fringe esperábamos ansiosos el comienzo de la cuarta para saber más de Peter, Olivia, Walter y sus álter egos. A mí no me ha decepcionado para nada. La cuarta ha mantenido el nivel de la temporada anterior y todo parece indicar que con la quinta van a poner la guinda a un trabajo sensacional de guión. Es, sin duda, la mejor serie de ciencia ficción de la actualidad. La primera temporada no está mal, nada del otro jueves, pero te deja con ganas de seguir viéndola. Pero a partir de los últimos seis o siete capítulos de la segunda temporada...Es la hostia. Las tramas se ponen a un nivel sublime y la serie se convierte en un espectáculo que no deseas que termine. Estoy deseando ver la quinta.


9. Happy Endings

Esta es una de esas series que veo pero que tampoco me quitan el sueño. Es una "sitcom" de seis amigos (sí, como Friends, qué raro, ¿verdad?) que no introduce apenas novedad alguna en este clase de series aparte de que uno de los personajes sea homosexual (además de un cerdaco de aúpa). Tiene algunos puntos pero en general es una de esas comedias amables para pasar 20 minutillos sin pensar en nada. La que han echado ha sido la segunda temporada y han renovado para una tercera, supongo que seguiré viéndola. Veremos.



10. Homeland

El descubrimiento de la temporada. De nuevo fue mi amigo P. quien me animó a verla, aunque ya la tenía en la lista. Es la historia de un marine de los EE.UU. que es rescatado después que se le diera por muerto ocho años atrás. Además del drama familiar que supone esto (la mujer está acostándose con su mejor amigo y los hijos no le conocen), una agente del FBI (que está ligeramente chalad...digo obsesionada con su trabajo) tiene un soplo desde hace tiempo de que un soldado americano se había vendido a uno de los malos malísimos de Al Qaeda. Es un thriller de la rehostia. Cuando digo que el mejor cine actual se hace en las series, éste es un ejemplo más que claro. Habrá una segunda temporada. Yo la veré.


11. How I met your mother

De ésta ya he hablado hace poco aquí.

12. Life's too short

De ésta hablé aquí.

13. Mad Men.

Están echando la quinta temporada de esta maravillosa serie, de la que hablé aquí.

14. Misfits

Esta es una serie inglesa de ciencia ficción de la que vi, antes de terminar 2011, la tercera temporada. Ha sido la peor de las tres, básicamente porque el mejor personaje de la serie (Nathan) no participa. Sin embargo sigue dándole 100 patadas a cualquier serie española de chavales, porque los guiones son mejores y más originales (sobre todo los diálogos) y porque demuestran que con cuatro perras también puedes hacer buena televisión. Ojalá la cuarta temporada mantenga el nivel.


15. Modern Family

De esta serie ya hablé a principio de año. Es una comedia amable en la que la cantidad de personajes diferentes ayuda a que la carencia de tramas sea una ventaja en vez de un inconveniente, porque no te cansas de verlos. Eso sí, a mí que el que más gracia me hace es Phil Dunphy. Su increíble patetismo y sorprendente habilidad para meter la gamba siempre (además de ser un pusilánime con su esposa, como todos) hacen que me caiga de culo de la risa. Han renovado para otra temporada (ésta ha sido la tercera) y seguro que la veré.



16. Once upon a time

El otro descubrimiento de la temporada. A priori tenía pinta de ser un poco ñoña al tratarse de una historia en la que se mezclaban todos los personajes de los cuentos infantiles típicos de la Disney (Blancanieves, Caperucita roja, Pinocho...) pero está hecha de puta madre. La trama no tiene fisuras y la historia de cada personaje dentro de la narración general está acoplada de manera fantástica. Además tiene eso tan típico de los cuentos en los que los buenos son muy buenos y los malos muy malos, y la verdad es que está clavao. A mí me ha encantado la primera temporada, espero que la segunda esté a la altura. Ah, además he de decir que Blancanieves es adorable, jajaja.




17. Parks and recreation

La última de las comedias de la lista es una muy particular. Ya hablé de esta serie al principio de curso y la verdad es que esta temporada no me ha decepcionado. La originalidad del falso documental y lo graciosos que son los personajes hacen que no te canses de ver a Leslie Knope y los suyos. Habrá quinta temporada y no me la perderé.







 

18. Sherlock

La segunda temporada de esta adaptación británica del famosísimo personaje de Conan Doyle ha cumplido las expectativas, ya que mantiene el nivel de la primera (sobre todo en el primer capítulo que es sensacional) con la misma receta: innovación tecnológica (lo que ayuda a que los personajes se sientan más cercanos al espectador), capítulos que duran como una película (pero que se te pasan en un periquete) y número reducido de apariciones (lo bueno si breve dos veces bueno, no como en las series españolas). Habrá que ver la tercera.



19. State of play

De esta serie hablé aquí.

20. This is England '88

Esta es una miniserie inglesa que sigue los pasos de los personajes de la película "This is England" y que es la continuación de la miniserie "This is England '86". Es un dramón de la leche, pero bien hecho, sin sensiblerías ñoñas y poco creíbles (vamos, lo que hacemos aquí) y que te deja sin aire. Muy muy buena. Creo que habrá otra continuación y seguro que la veo.


martes, 22 de mayo de 2012

"Superdetective en Hollywood" y las películas ochenteras

El domingo pasado echaron en la tele (La Sexta) por la tarde "Superdetective en Hollywood". Pues bien, el comentario crítico que pusieron ese día en El País tras ponerle un punto negro como clasificación (la peor puntuación de todas) fue el siguiente:

"Comedia y thriller combinados con objeto de crear un batiburrillo. Para el aficionado al cine, la desazón comienza al darse cuenta de que la cosa lanzó al estrellato a Eddie Murphy: histriónico del todo, brinca, golpea y dispara mientras hace chistes. Se los ríe él mismo."

Cualquiera que no haya visto la película lee esto y pensará que es la última mierda dentro de un cenagal, y la verdad es que no puedo estar más en desacuerdo. Por ello, hoy escribo aquí para defender esta peli en concreto y, además, para defender otras por el estilo, que de diferentes maneras me llegaron a la patata cuando era pequeño, voy a meterlas todas de ahora en adelante en una sección llamada "Películas ochenteras". Estoy seguro de que la mayoría de pelis de las que hablaré en esa sección, tendrán un montón de adeptos sobre todo entre la gente más o menos de mi quinta (finales de los setenta y principios de los ochenta) y aunque sé que habrá algunas que gusten más que otras, seguro que también ayuda a darles algo de publicidad. En esta sección de pelis ochenteras voy a contar de qué van pero no cosas esenciales de la trama, los finales y demás, sólo alguna cosa curiosa o divertida y la razón por la que me gustan.


Bueno, centrándonos en el tema de hoy, "Superdetective en Hollywood" ("Beverly Hills Cop" en la versión original) es una película de 1984, protagonizada por Eddie Murphy y con algún secundario semiconocido como Judge Reinhold (sale en todas las de esta franquicia y además en numerosos telefilmes), Bronson Pinchot (famoso por la serie "Primos lejanos"...Sí, el fulano que decía aquello de Primo Lary, con una sola "r") o Jonathan Banks (al que se puede ver actualmente haciendo de Mike en "Breaking Bad"). La historia es la de Axel Foley, un poli de Detroit, que recibe la visita de un antiguo amigo que acaba de salir de la cárcel y se supone que está rehabilitado, trabajando en Beverly Hills para un comerciante de arte gracias a la ayuda de una amiga común de ambos, Jenny. Sin embargo no es oro todo lo que reluce y, tras enseñarle unos bonos alemanes (de la antigua RFA, tela marinera), dos fulanos con pinta de malos malísimos matan al amigo de Foley y a éste le dejan inconsciente. Pese a la contundente negativa de su jefe, el inspector Todd, Axel coge vacaciones y se va a Beberly Hills a resolver la muerte de su amigo. Ahí se encontrará con que las cosas funcionan de muy diferente modo a lo que él está acostumbrado en Detroit y choca con la rectitud y el apego a las reglas de la policía de allí. Dos polis se encargan de hacerle de niñera mientras Axel indaga, el sargento Taggart y su compañero Billy Rosewood, y aunque al principio sufren de lo lindo con la pillería de Foley, poco a poco se van cogiendo cariño mutuamente.


La peli es de un género que en realidad podría decirse que comenzó en los 80, porque no recuerdo películas de este tipo, en la que se mezclan situaciones humorísticas y acción a raudales (sin ser un batiburrillo), que sean anteriores a tan gloriosa década (no, no soy objetivo). Es muy entretenida, te ríes y pasas un buen rato viéndola, por lo que calificarla como lo hace el fulano de El País es una barbaridad. La peli puede no tener gran profundidad intelectual ni que trate temas de gran calado, pero al final el cine es un divertimento y eso no debería obviarse. Las historias (ya sea en cine, literatura o teatro) han de cumplir los objetivos que se marcan, y en este caso no se pretende crear un debate filosófico, sino simplemente entretener, y por eso es una buena película. A los críticos en muchas ocasiones se les olvida que las historias se hacen con un objetivo y que no se puede aplicar los mismos estándares a "The Artist" que a "Los Vengadores". Eso sí, lo jodido es cuando una de estas "pelis malas" (a las que ponen el punto negro casi porque sí, sin razonamiento) no cumple con el objetivo de entretener, ahí es cuando hay que darle duro, pero no es el caso de "Superdetective en Hollywood". En ella las situaciones cómicas verdaderamente lo son (puedes verla 100 veces y te sigues riendo con la escena de los plátanos) no como sucede en muchas pelis de este tipo que salen ahora, y además las situaciones de acción son relativamente creíbles, no como las fantasmadas que nos tenemos que tragar últimamente. Por ello, a cualquiera que no la haya visto se la recomiendo encarecidamente, sobre todo para esos viernes o sábados que no sales, o para la tarde del domingo en la que no sabes qué hacer, estoy convencido de que la famosa risa de Eddie Murphy acompañada de esa banda sonora tan caracteristica te encantará tanto como a todos los que ya la hemos visto. De hecho tuvo tanto éxito que ha tenido dos secuelas, la segunda buena y la tercera más floja, aunque supongo que hablaré de ellas por aquí. Aunque yo creo que lo que le sucede al crítico es que le escama Eddie Murphy...Puedo entenderlo, pero nunca en las pelis que hizo en los ochenta. Las películas ochenteras son lo más.



lunes, 21 de mayo de 2012

La mirada de Matthäus

El sábado pasado se jugó la final de la Champions League. No voy a entrar en disquisiciones sobre por qué se hacen cambios estúpidos en el fútbol como que la final se juegue en sábado en vez de en miércoles y no se hagan los cambios que hay que hacerse. En esta ocasión me voy a centrar exclusivamente en el partido. Como todo el mundo sabe ya, ganó el Chelsea, probablemente gozando de mucha suerte (que le ha acompañado durante todo el torneo) ya que el Bayern jugó mejor y mereció más. Sin embargo el partido llegó con marcador igualado tanto al final de los 90 minutos reglamentarios como después de una prórroga en la que el fantástico portero checo del Chelsea Petr Čech le detuvo un penalti a Robben. Ahí la lotería de los penaltis perjudicó al Bayern del mismo modo que le benefició contra el Madrid en semifinales. El partido fue bastante aburridete y de poco fútbol pero así son normalmente las finales. Sin embargo hubo una situación en el partido que me hizo recordar tiempos pasados, un hecho relacionado con otra final de Champions en la que también estuvo el Bayern, la famosa final de 1999 en la que el Manchester les remontó en los minutos de descuento para ganar el título.


En aquella final que se jugó en Barcelona, el Bayern se había adelantado mediante un gol de falta de Mario Basler a los cinco minutos de empezar el partido y controló el juego sin apenas problemas. Como les sucede a los italianos, los alemanes en el fútbol tratan siempre de rentabilizar pequeñas ventajas manejándose generalmente muy bien, por lo que además de que el Manchester tuvo pocas ocasiones, el Bayern contó con alguna más (un par de balones a los palos clamorosos) pudiendo haber resuelto antes de quedarse con tan fatídico desenlace. Yendo al tema que quería tratar, en aquella final, ejerciendo como jefe absoluto de la defensa bávara en su puesto de líbero, estaba el gran Lothar Matthäus. En aquellos momentos, el fantástico jugador alemán contaba con 38 años y apuraba su carrera futbolística, llena de trofeos ganados en sus clubes (ligas, copas y supercopas en Alemania e Italia además de dos copas de la UEFA con Bayern e Inter) y con su selección (campeón de Europa en 1980 y campeón del Mundo en 1990 tras ser 150 veces internacional) aunque dentro de esa fantástica colección de títulos le faltaba uno que todo futbolista desea poseer, la Copa de Europa.


Como ya he dicho, el Bayern ganaba 1-0 tranquilamente y controlando lo que sucedía en el partido. Entonces llegó el minuto 80 y el gran Matthäus fue cambiado recibiendo aplausos por doquier, ya que no en vano era historia en activo del fútbol mundial. Completamente sudoroso y exhausto, se sentó en el banquillo, se desató las botas, se bajó las medias y se desabrochó las espinilleras. Fue durante el camino a la banda cuando se relajó un poco y sonrió, quizá sólo para él mismo, mientras miraba al frente, como recordando todo lo vivido en sus más de 20 años de profesional, quizá rememorando aquella final de 1987, donde el Oporto de Futre y Madjer les levantó otra final parecida a ésta que acababa de abandonar, y pensando que en esta ocasión se iba a resarcir. Durante los siguientes minutos, en ocasiones en las que el juego se paraba, la cámara seguía de nuevo a Lothar que seguía con esa mirada como a lo lejos y con una ligera sonrisa. Luego llegó lo que llegó, la sonrisa desapareció y, aunque la mirada parecía seguir apuntando muy lejos, la cara de Matthäus expresaba una confusión extrema, como de no saber a quién culpar, aunque probablemente habría querido despellejar a los compañeros que estaban en el campo.



El sábado Thomas Müller, joven internacional alemán, en una jugada con un poco de fortuna, marcó de cabeza para el Bayern en el minuto 83 y, tras unos instantes de celebración, fue inmediatamente sustituido. Aunque la comparación entre ambos futbolistas no se sostiene principalmente por la diferencia de edad de ambos y por la manera de actuar al ser cambiados (la tranquilidad de Matthäus sentado con el nerviosismo de Müller de pie en la banda), cuando el Chelsea, por medio de Drogba, empató la contienda a poco del final del partido, la mirada de Müller, lejana y hacia todos lados, como preguntándose por qué sucedía lo que sucedía, me hizo retrotraerme a 1999 y a la mirada de Matthäus. A veces el fútbol tiene estas cosas.


Un resumen de la final de 1999 centrado en la figura de Matthäus se puede ver en el vídeo que pongo a continuación, está en italiano pero se entiende bien.

       

sábado, 19 de mayo de 2012

MILLION DOLLAR BABY (****) - El género Eastwood


El género Eastwood

En la Historia del cine hay directores que suponen por sí mismos un género por la calidad y el estilo de sus películas. Billy Wilder, Frank Capra o Alfred Hitchcock son claros ejemplos de lo dicho, siempre se alude a ellos (“como sucedería en las películas de...”) cuando se habla de trabajos actuales. Pues bien, Clint Eastwood se ha convertido ya en un género cinematográfico por derecho propio (obras como Bird, Sin perdón, Mystic River y ahora Million Dollar Baby lo confirman).

La película, premiada como la mejor en los Oscars, es una atrayente historia de personajes perdedores en busca de su oportunidad; un entrenador de boxeo desencantado, un ex-boxeador tuerto y una frustrada treintañera empeñada en cambiar su destino de camarera por el de ser púgil profesional. Cada uno de los tres tiene su propio drama particular, Frankie (Eastwood) no tiene trato con su única hija y su boxeador estrella le abandona antes de llegar a la cima; Scrap (Morgan Freeman) vive en un cuartucho del gimnasio de Frankie desde que perdiera el ojo en su último combate; y Maggie (Hillary Swank) tiene una familia que parece sacada de una película de Fernando León. Juntos luchan para que ella consiga su sueño de convertirse en la chica del millón de dólares que da título a la película. Si bien a priori parece la típica película de superación yanqui en la que el viejo preparador consigue hacer campeón a su discípulo, nos encontramos con todo lo contrario, aquí los personajes son reales y no se prevé precisamente un final feliz a la vuelta de la esquina.

El oscarizado trabajo como director de Eastwood se ve favorecido, como sucediera en Mystic River, por la presencia de un reparto extraordinario, encabezado por los también galardonados Freeman (estupendo como siempre) y Swank (consagrada ya como la actriz dramática del momento). Pero la película es imprescindible por muchas cosas más: el guión deja frases extraordinarias (los diálogos entre los dos viejos acabados son de lo mejor del cine actual) y un nombre para el recuerdo, “Macushla”; los personajes secundarios son excepcionales (como el pastor o “Peligro”, un boxeador muy particular); la ambientación, llena de lugares desvencijados y cutres, es perfecta; pero, sobre todo, Eastwood no cae en demagogias ni sensiblerías al solventar con rotundidad el problema ético que se le plantea a su personaje. Esta película es un clásico recién estrenado y no deben perder la oportunidad de ir a verla.


jueves, 17 de mayo de 2012

"Cómo conocí a vuestra madre" hace tiempo que saltó el tiburón

Como ya he dicho más de una vez por estos lares, soy un fan entregado y entusiasta de la serie estadounidense "Friends". Pasé toda mi adolescencia hasta convertirme en adulto (es un decir) con ella y además de que sea muy muy buena, sé que tengo un vínculo emocional que la hace más especial todavía. Por eso, desde que se acabó en 2004 los aficionados como yo hemos sentido una especie de vacío que tratamos de llenar buscando otra serie con un corte similar que ocupe de algún modo el espacio que tenía "Friends". Hace algunos años empecé a ver una serie de un grupo de amigos en la que uno de ellos hacía de narrador en el futuro mientras le contaba a sus hijos la historia de cómo conoció a su madre. Era "How I met your mother" o, en español, "Cómo conocí a vuestra madre".


Aunque al principio era bastante reacio a pensar que esta serie podía ocupar el lugar de "Friends" en mi corazoncito, mi amigo E. se puso pesadísimo con el resto de colegas de la facultad con que teníamos que verla y...Me enganché. Los personajes eran un poco mayores que nosotros (lo que permitía una rápida conexión), tenían gracia y los guiones eran francamente buenos (además de muy originales), así que fue casi como amor a primera vista. Se convirtió en nuestra serie favorita. Tanto que si tengo que pensar qué fue definitivo para que me bajara las series según las echan en el extranjero, para verlas en versión original con subtítulos en inglés y para manejar el número elevado de series que veo ahora, todo fue por "Cómo conocí a vuestra madre". Quería saber si Robin y Ted se lo montaban, a qué tía se tiraba el misógino Barney y qué cosas raras le pasaban a la pareja que más se quiere de la televisión, Lily y Marshall, y para eso era necesario ir al día y bajarse el capítulo de Internet al día siguiente, lo que al final se ha convertido en una costumbre para el resto de series que veo.


Sin embargo "Cómo conocí a vuestra madre" no es "Friends". No ha soportado el paso del tiempo y de la brillantez de las tres primeras temporadas, que te hacían desear que llegaran a diez, hemos pasado a la absoluta mediocridad de las últimas tres temporadas (van por la séptima que ha terminado esta semana) en las que las ideas se han agotado, los personajes parecen caricaturas de sí mismos y se repiten las gracias de temporadas anteriores gastando irremediablemente el crédito que les habías dado entonces. Hace ya bastante tiempo que veo esta serie sólo para ver quién coño es la madre, básicamente porque ahora mismo no me cae bien ninguno de los personajes: Lily y Marshall dejaron de tener gracia pronto, sus chistes fueron de los primeros en repetirse; Barney ha ido perdiendo su esencia convirtiéndose casi en una persona normal y para eso nadie quiere verlo en pantalla; Robin nunca tuvo especial gracia pero al menos estaba buena y cada vez da más ascazo de lo delgada y fea que se está poniendo; y Ted es el reflejo de la serie, al principio te sientes identificadísimo con él, crees que su historia es tu historia, y ahora le odias porque es un pelma sin gracia alguna y al que le deseas la peor de las suertes.



Los yanquis tienen una expresión que se llama "jumping the shark" (literalmente "saltar sobre el tiburón") que hace referencia a una escena de la serie "Happy days" en la que su personaje más mítico (Fonzie) hacia esquí acuático ataviado con su chupa de cuero característica y saltaba por encima de un tiburón. El tipo que acuñó el término quería hacer ver que en ese momento la serie, que era su favorita, alcanzó su punto máximo y que a partir de ahí deambuló sin pena ni gloria, haciendo gracia a veces, pero yendo colina abajo. Pues bien, "Cómo conocí a vuestra madre" hace ya bastante tiempo que saltó el tiburón. De hecho, hasta podría decir exactamente cuándo, a mi modo de ver, se produjo ese pico de gloria, ese punto de no retorno. Fue en el capítulo 12 de la tercera temporada, llamado "No tomorrow", en el que Ted y Barney se cogen una cogorza tremenda y Ted se hace con el paraguas amarillo que se supone es de la madre. Ese capítulo es sensacional, francamente divertido, y además, y esto ya es una suposición personal, es el único en el que le vemos la cara a la madre, que creo que es como a mitad del capítulo cuando Ted se choca con una guapa chica morena a la que le pide disculpas. A partir de ahí...Cuesta abajo. Espero de veras que la siguiente sea la última aunque mi sexto sentido me dice que si la cadena les sigue ofreciendo la renovación llegarán a la décima como "Friends". Evidentemente hay maneras y maneras de llegar, se puede hacer de pie y con gran nivel ("Friends") o arrastrándose y destruyendo del todo la calidad de los inicios de la serie ("Cómo conocí a vuestra madre") que es probablemente lo que ocurra.



martes, 15 de mayo de 2012

"Buena suerte y hasta luego" de Andrés Calamaro

Llevaba como tres o cuatro días con la tonadilla en la cabeza, como si hubiera algo que me hubiera hecho "clinc" en el cerebro, una especie de resorte o similar, pero el caso es que no hacía nada más que darle vueltas a qué jodida canción era. Lo único que se me ocurría de letra era "él sabía que" pero nada más, ni mucho menos el artista o el grupo que la interpretaba. No hacía más que repetir en mi cabeza el sonidito del principio y esas tres palabras, tanto que he participado en un concurso de relato breve (ya pondré el texto por aquí cuando sea legal hacerlo) y lo primero que escribí fue "Él sabía que..." (aunque luego puse un nombre y luego una inicial...Dejémoslo que me voy por los cerros de Úbeda).


Al final esta tarde, después de mucho pensar me ha venido a la cabeza (no sé cómo) que la canción era de Andrés Calamaro. Lo bueno es que como soy fan me ha resultado muy fácil situarla mentalmente en la época correspondiente y luego buscarla en la discografía que tengo en el ordenador. Pertenece al disco "Grabaciones encontradas", un recopilatorio de canciones sueltas que el bueno de Andrés fue grabando a caballo entre su época en solitario de los 80 y con Los Rodríguez en los 90. En general son canciones bastante maluchas (lo digo yo que soy aficionado) pero hay alguna más que decente como ésta o como "No se puede vivir del amor". Hay que recalcarlo, la canción es cojonuda, probablemente una de las mejores de Calamaro, sin duda una de mis favoritas, con tonadilla pegadiza (y tanto) y con un estribillo que engancha. Aunque sin duda lo mejor de todo es que cuando la he escuchado me he dado cuenta de que en ningún momento sale la frase que me venía a la cabeza...¿Será que era una premonición para el concurso de relato breve? Jajajaja. Lo dudo pero bueno, habrá que ver. Bueno, como siempre ahí van un par de vídeos (evidentemente no hay videoclip al uso, el primero va con fotos de Calamaro y el segundo mola un montón porque son imágenes que hacen referencia a lo que dice la canción) y luego la letra de la canción.




Ella dijo que tuvo problemas 
y le dije que esté preparada para mucho menos
Ella quiso saberlo todo de mí,
pero no hubo palabras.

Dijo que era mala
que no arriesgue ese momento juto a ella.
Era lo mejor olvidar todo,
como si nada hubiera sido.

Ella dijo que te vaya bien,
y le dije buena suerte y hasta luego.
Y nunca más la volveré a ver
o tal vez sea en algún tiempo.

Ese manicomio estaba lleno de problemas de frontera,
se hizo de día y los varones
lentamente caminan.

Dicen que todo se sabe
pero tal vez no quiera saberlo.
Era lo mejor olvidar todo
por un tiempo.

Ella dijo que te vaya bien,
y le dije buena suerte y hasta luego.
Y nunca más la volveré a ver
o tal vez sea en algún tiempo.

Yo pensaba que estaba todo bien,
que sería sin problemas
como un juego.
Y nunca más la volveré a ver
o tal vez sea en algún tiempo.

Ella dijo que te vaya bien,
y le dije buena suerte y hasta luego.
Y nunca más la volveré a ver
o tal vez sea en algún tiempo.

Pensaba que estaba todo bien,
que sería sin problemas
como un juego.

lunes, 14 de mayo de 2012

Cambios para mejorar el fútbol

Ahora que se acaba la temporada futbolera, no sólo de Liga sino de Copa del Rey y Champions League, a los aficionados acérrimos al fútbol sólo nos queda el consuelo de que este año es par y por tanto hay competición internacional de selecciones (además hay Juegos Olímpicos, verano completito, jejeje). El caso es que me ha venido a la mente una vieja idea sobre las cosas que habría que cambiar en el mundo del fútbol para que hubiera más espectáculo, las competiciones tuvieran más gracia y no hubiera partidos de relleno que no contentan a nadie (afición, jugadores) excepto a los que sacan pasta de ellos (generalmente directivos de clubes e instituciones, Florentino, Platini, Rosell, Villar...). La idea se podría resumir en los siguientes puntos:

  1. Los campeonatos de selecciones nacionales (Eurocopa, Mundial, Juegos Olímpicos) deberían ser todos los años. La idea es que el Mundial y los Juegos sigan igual, celebrándose en los años pares y alternándose, y que la Eurcopa se celebrara en los impares, jugándose así cada 2 años en vez de cada 4. Un ejemplo de esto sería que este año (2012) hay Juegos, el siguiente Eurocopa (2013), luego Mundial (2014), luego Eurocopa (2015), luego Juegos (2016)...De este modo los aficionados no tendrían veranos chungos sin competiciones molonas como estas, los jugadores tendrían más posibilidades de ganar cosas y los directivos ganarían incluso más pasta, así que todos contentos.
  2. Obviamente la pampirolada esa de mandar a los chavales de la sub 21 a jugar los Juegos Olímpicos la mandaba a tomar por culo. Una competición así, con tanto prestigio, la deberían jugar los mejores del mundo, como sucede en el baloncesto con los fulanos que van de la NBA.
  3. Los partidos clasificatorios de selecciones que se juegan durante la temporada de clubes...A tomar por culo también. Para jugar Eurocopa, Mundial o Juegos habría que tirar de clasificaciones en los campeonatos anteriores, como sucede en el baloncesto. Evidentemente habría que reservar plazas para que, antes de esos campeonatos, se jugaran entre las selecciones inferiores torneos clasificatorios. Asi, selecciones como Luxemburgo o Andorra dejarían de molestar en las clasificaciones y los absurdos partidos jodecalendarios (incluyo los estupiamistosos que se juegan en épocas intempestivas) quedarían prohibidos para siempre.
  4. Las ligas de 20 equipos (como la nuestra) deberían reducirse a 18 como poco. Es absurdo encontrarse con siete mil partidos en cada competición que lo único que hacen es deslucir el espectáculo y provocan lesiones en los jugadores cada dos por tres. Seguro que los que sacan pasta del fútbol no están de acuerdo, pero por mí que les den, no hacen más que exprimir a la gallina de los huevos de oro hasta que la van a asfixiar.
  5. Los formatos de ida y vuelta en la Copa del Rey (o similares competiciones) quedarían terminamente prohibidos. La Copa de Inglaterra lleva la tira funcionando con el sistema de partido único en el campo del más débil y es más divertido, más justo y con más espectáculo. Los equipos grandes que protestan ante esto son simplemente unos caraduras y aprovechados, si palman es porque lo merecen y si hay sorpresas así aprenden para la próxima.
  6. En las competiciones europeas, habría que volver al sistema de competición de los años 80. Llamar "Champions" a una competición donde van el segundo o el tercero de algunas ligas (o incluso el cuarto) es una mamarrachada como una catedral. A la Copa de Europa va el campeón de liga, y punto pelota, no como este año que la final la juegan el tercero inglés y el segundo alemán del año anterior. A la UEFA el resto (del 2º al 5º) y habría que recuperar la Recopa (la competición de los campeones de copa). Chorradas como la fase de grupos de la Champions...A tomar por culo. Todo el mundo dice que la verdadera Copa de Europa empieza a partir de octavos, ¿no? Pues sorteo puro y duro desde el principio. Así se valoraría más la competición nacional y no tendríamos la saturación de partidos absurda que hay ahora.
  7. La UEFA se jugaría los martes, la Copa de Europa los miércoles y la Recopa los jueves, como Dios manda.
  8. Debería estar terminantemente prohibido que hubiera partido de fútbol los lunes y los viernes. Lo que hay ahora es absurdo y un coñazo para el espectador. Además ni el tato ve esos partidos.
  9. La ley Bosman es una mierda como un piano, pero hay que comérsela con patatas. Sin embargo las instituciones (UEFA, FIFA) deberían obligar a tener un mínimo de jugadores nacionales en cada equipo. No me gusta nada que los equipos ahora parezcan un pleno de Naciones Unidas y mucho menos el mercadeo de pasaportes que hay con los deportistas, básicamente porque no veo el mismo trato con los sin papeles que cruzan nuestras fronteras a la busca de trabajo.
  10. Los derechos económicos de televisión deberían repartirse de manera más equitativa (creo que hay países en los que es así, al menos en España no). Lo que sucede aquí con el Madrid y el Barça es una mierda, ganan tanto que tienen dos plantillas que están a 30 puntos de distancia del tercero. La competición se desvirtúa y el espectáculo se resiente.
  11. Usar la tecnología debería ser obligatorio. Por ejemplo para detectar los goles fantasmas, que deberían desaparecer ya (coño, que estamos en el siglo XXI) y también para cosas dudosas como posibles penaltis, fueras de juego, agresiones, fingimientos y demás. No se tarda nada en ver en una pantalla qué ha pasado, así que se puede tener a un árbitro que se dedique a eso durante los partidos.
  12. Las barreras en las faltas deberían estar a la distancia correcta y no se deben mover hasta que el fulano golpea el balón (al que se mueva tarjetita y seguro que terminan por aprender) porque es lo que dice la norma, y no la respeta nadie.
  13. Las tarjetas absurdas como quitarse la camiseta y demás, deberían ser sustituidas por multas económicas. Puedo entender que no esté bien hacer según qué cosas pero no se puede comparar una patada alevosa con un "te quiero fulanita" en la camiseta.
  14. La suspensión por acumulación de tarjetas amarillas está bien para campeonatos largos como una liga, pero usarla en torneos cortos como la Copa del Rey, la Champions y, sobre todo, los Mundiales y Eurocopas, es una salvajada que hace que el espectador se quede en muchas ocasiones sin ver a los mejores futbolistas por semejante gilipollez. Me acuerdo de Andreas Möller en la final de la Eurocopa del 96, de Michael Ballack en la del Mundial 2002, de Nedved en la final de la Champions del 2003...Es absurdo y desluce el espectáculo.
Seguro que si le doy alguna vuelta más se me ocurren cosas que añadir pero creo que la lista que me acabo de marcar es lo suficientemente "revolucionaria" (e imposible) como para dar que pensar a los aficionados futboleros. A los que seguro que no convenzo es a los sátrapas que dirigen el cotarro, porque me da que llevando a cabo la mayoría de medidas terminarían perdiendo pasta, y aunque seguirían ganando cantidades obscenas, sé que les importa más eso que el espectáculo.


sábado, 12 de mayo de 2012

Aquel maravilloso "Saras"

Ayer estuve disfrutando de las semifinales de la Final Four de la Euroliga de baloncesto, la primera entre el Panathinaikos griego y el CSKA de Moscú, y la segunda entre el Fútbol Club Barcelona y el Olympiakos de El Pireo. Fue sin duda un gran espectáculo, con cuatro grandes equipos repletos de la mayoría de estrellas baloncestísticas que han jugado en Europa este año. Es cierto que el nivel de juego no estuvo a la altura de la calidad que se les presupone a esos jugadores, pero se trataba de partidos de muchísima intensidad, por lo que es probable que predominara más el miedo a fallar que las ganas de meter (el balón, eh). Pese a todo se pudo disfrutar de la actuación estelar de algunas de estas figuras como el enorme jugón Vassilis Spanoulis (que se merendó al Barça), el mermado pero siempre yugoslavo Juan Carlos Navarro (menos asistido por sus compañeros que el girego, de ahí la derrota), la superestrella NBA Andréi Kirilenko (que se ha quedado en Europa sólo para ganar la Euroliga y sus números son de escándalo) y el eternamente joven Sarunas Jasikevicius, la razón de que escriba hoy.

El caso es que viendo al bueno de "Saras" marcarse un partidazo ayer (que no sirvió para que los suyos ganaran), me vino a la mente la primera vez que le vi jugar. Evidentemente fue algo impactante, básicamente porque recuerdo muy pocas "primeras veces" de otros pájaros de un nivel como el suyo (recuerdo a Ricky Rubio o a Sergio Rodríguez, aunque éste porque me pillaba más a mano) y sólo si tienes alguna referencia anterior (porque su fama le precede o quién le ha fichado) o se marca un partidazo, es cuando prestas más atención. Bueno, en resumen, lo que sucedió es que recordé la primera vez que había visto jugar a Jasikevicius, en concreto se trataba de un partido de hace 12 años (lo que me hizo pensar que ya tengo una edad) en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Yo estaba en casa por la mañana, descansando después de haber hecho los exámenes de septiembre de la universidad (aquel año fueron muchísimos, porque me habían quedado casi todas), y puse la tele para ver qué echaban de deporte y me encontré con el baloncesto. Aunque todavía no era abonado del Estu (y no me había entrado la afición que tengo ahora) la idea de ver el partido que presentaban me llamaba un montón, principalmente porque jugaban los yanquis con algunas estrellas de la NBA. No era el Dream Team pero algún buen elemento sí que tenían, como Jason Kidd, Vince Carter, Kevin Garnett...


Aunque haya pasado bastante tiempo tampoco voy a mentir, entre otras cosas porque es algo que me sigue pasando, yo lo que quería era que palmaran los yanquis. Nunca me ha gustado la actitud de sobrados con la que van, convencidos no de que son los mejores sino de que los otros son mediocres, ni tampoco el que no pasen controles antidoping ni que cuando juegan en competiciones de la FIBA los lamentables árbitros no les piten los pasos de salida (pasos americanos se llaman) que hacen en 9 de cada 10 jugadas. Así que estaba ahí, en toda una semifinal olímpica animando a Lituania como si fueran los míos de toda la vida. Evidentemente a mi animación le ayudó algo fundamental y es que el partido estaba igualado, básicamente por dos razones, la primera es que los yanquis inventaron el juego y lo llevaron a la cota más alta (el Dream Team del 92 con Jordan, Magic, Bird y demás) pero desde entonces cada vez juegan peor en equipo (algo capital en este deporte), y la segunda es que enfrente tenían un tipo de 24 años que se lo estaba poniendo chungo chungo. Era Sarunas Jasikevicius.



Me fijé en él desde el principio del partido porque el comentarista (el inefable Pedro Barthe) dijo que lo acababa de fichar el Barça de Aito García Reneses y como yo andaba un poco desconectado del baloncesto no sabía nada de él. El caso es el que tipo aquel empezó a hacer diabluras desde el principio, anotando de mil maneras difrentes (27 puntos), asistiendo, forzando faltas...En resumen, desquiciando a los americanos, que no sabían cómo pararle. Era un auténtico partidazo, con un Jasikevicius descomunal y unos americanos francamente buenos (aunque peores que los del 92). El partido se iba acercando al final y los lituanos estaban cada vez más cerca en el marcador. De hecho, se acercaron tanto que la última jugada del partido, a falta de pocos segundos tenían la posesión y estaban dos abajo, con lo que un triple certero les metía en la final. El balón llegó a "Saras" que en ese postrero último tiro...Falló. Una lástima. Me pasó como a los lituanos, me quedé con la miel en los labios, con la sensación de que algo grande podría haber pasado (luego esas derrotas fueron más habituales en 2002, 2004 y 2006).


Desde aquella vez he visto a Saras en muchas ocasiones, normalmente haciéndole pasar malos ratos al Estu cuando jugaba en el Barça, aunque también le recuerdo jugar con el Maccabbi y ganar él solo 2 Euroligas, recientemente con el Lyetuvos Rytas (su club de origen) o con el Panathinaikos (con el que ayer completó un partido sensacional pese a la derrota) y, evidentemente, con la selección lituana (con la que se desquitó de la derrota con los yanquis años después), en todos esos sitios jugando muy bien. Sin embargo, no recuerdo haber tenido esa sensación de casi omnipotencia que me dio aquel día de septiembre del 2000, cuando casi gana él solo a la mejor selección de todas.


jueves, 10 de mayo de 2012

EL ÚLTIMO SHOW (***) - Crónica de una muerte anunciada


Crónica de una muerte anunciada

Es probable que nunca haya habido un título para una película tan apropiado como el de ésta, ya que además de adaptarse como un guante a lo que sucede en la misma (la última función de un programa de radio en directo), se trata de la obra póstuma de Robert Altman, quizá uno de los directores más completos y originales de los últimos años.

En tono de comedia suave y con varios números musicales, Altman nos presenta una película coral, del mismo modo que en otros trabajos suyos como "Vidas cruzadas" o "Prêt-à-porter", en la que las pequeñas historias de cada personaje se entremezclan dando cohesión y credibilidad a la narración. En este caso, como ya hiciera en "El Juego de Hollywood" con el mundo del cine y en "Gosford Park" con la nobleza británica, Altman nos muestra los entresijos de la radio con una descripción detallada de la última emisión de un programa radiofónico de variedades en directo (algo anacrónico en nuestros días). La galería de personajes que aparecen entre bambalinas es amplia y pintoresca: el conductor del programa (Garrison Keillor), un dúo country de dos hermanas (Lily Tomlin y Meryl Streep) y la hija de una de ellas (Lindsay Lohan), dos cowboys cantantes (Tom C. Reilly y Woody Harrelson), un encargado de seguridad venido a menos (Kevin Kline), una inquietante mujer (Virginia Madsen) y el hombre encargado de acabar con el programa (Tommy Lee Jones). De este maravilloso elenco de actores y actrices (lleno de nominados y ganadores de Oscar) que dan vida a la historia hay que destacar a Garrison Keillor, que no sólo está perfecto en su papel de conductor del programa (no en vano hace de sí mismo) si no que, además, es el guionista del film.

Por otro lado, es inevitable recalcar la importancia de la música como pieza fundamental en la película, ya que gracias a ella se hilan las historias y se evitan los altibajos con lo que el ritmo de la narración es fluido en todo momento. Las canciones acompañan la historia perfectamente, siendo tristes, alegres o cómicas según el momento de la misma, destacando los ocurrentes y divertidos jingles (anuncios cantados) por encima del conjunto de todas ellas.

El único “pero” de la película viene al final, en el que se estira excesivamente la historia quitándole parte del buen sabor de boca alcanzado hasta ese momento, lo que impide que podamos considerar al film como una obra maestra, pero sí como una gran película digna de ver en la que, como en el relato de García Márquez, contemplamos la crónica de una muerte anunciada.

miércoles, 9 de mayo de 2012

El Estu somos nosotros

Ayer comentaba por aquí las cosas que bajo mi punto de vista han de cambiar y las que hay que recuperar para volver a ser el Estu que siempre fuimos, un equipo profesional peleón y singular, pero con alma de patio de colegio. Sin embargo me dejé en el tintero lo que jamás ha cambiado y lo que probablemente jamás cambiará, quizá porque es tan obvio que todo el mundo lo sabe, la afición del Estu es (somos) la mejor del mundo. Hay tantas razones por las que es así que tratar de enumerarlas todas es una locura pero si me dejo alguna siempre puede venir un demente a recordármela, de momento ahí va un decálogo.

  1. Porque se anima al equipo siempre, independientemente del resultado, y más cuando el equipo no lo merece pero lo necesita.
  2. Porque la (D)emencia anima sin violencia.
  3. Porque es muy fácil ir con los que ganan, ser del Estudiantes nos parece mejor.
  4. Porque exceptuando a los dementes, ninguna afición acude en masa a partidos en los que si pierdes bajas, como en León (2008) o Valladolid (2012), sino que van cuando hay títulos en juego.
  5. Porque somos los únicos que no hemos olvidado que somos un equipo de patio de colegio.
  6. Porque demostramos en cada partido que podemos ser el penúltimo equipo de la liga (o el quinto, octavo o décimo) pero somos el primero en afición. No es una afirmación gratuita, desde hace muchos años el Estu es el equipo de España que más aficionados lleva a la cancha (estadísticas oficiales de ACB) y ha habido años que también lo ha sido en Europa.
  7. Porque nadie le pone mejores motes a sus jugadores (Don Simón) y entrenadores (Tripón Poch).
  8. Porque nadie apoya más a los jugadores de la casa (incluso cuando vienen jugando en otros equipos) que nosotros.
  9. Porque somos fieles pero críticos...¡¡¡Directiva, dimisión!!!
  10. Porque el Estu somos nosotros.
Foto desde la grada en León (2008)


Como muestra de qué tipo de afición es la nuestra, a continuación pongo un vídeo de la reciente visita a Valladolid, en la que, entre semana, cerca de un millar de aficionados fuimos (incluso se me ve, o mejor dicho, se me intuye a mí) a animar a la orilla del Pisuerga.




martes, 8 de mayo de 2012

Esta vez sí bajamos...Pero volveremos

Ayer no pude escribir, estuve ocupado en cosas importantes y además creo que fue lo mejor, porque hoy ya han pasado dos días del descenso del Estudiantes y todavia estoy "calentito" así que ayer lo estaba más. El caso es que es momento de reflexionar, una vez que se ha confirmado el peor de los finales en la peor de las temporadas. Por ello creo que lo mejor que puedo hacer es dejar una serie de pensamientos/opiniones sobre lo que ha pasado, sobre dónde estamos y sobre a dónde deberíamos ir.

  1. A día de hoy estamos en liga LEB, fuera de tejemanejes sobre si los que ascienden van a pagar o no, esa es la realidad y hay que aceptarla, así que lo primero que hay que hacer es que la gente responsable de la situación en la que estamos se largue ipso-facto. Hablo de la directiva, de Nacho Azofra y de José Asensio, que han demostrado ser unos perfectos inútiles.
  2. Nacho Azofra y Asensio se deben largar porque es imposible hacerlo peor de lo que lo han hecho, primero echando a un entrenador con contrato (Casimiro no gustaba pero era lo que había y sus resultados eran convincentes), luego fichando a auténticos maulas poco comprometidos (Wright, Simmons, Flores, Deane o Bullock) y tardando en echar a un entrenador (Pepu) que se cepilló en unos meses el crédito conseguido durante años. Y eso sólo este año, si miramos atrás la lista es la leche de grande.
  3. La directiva se debe largar básicamente porque han permitido que los dos torpes anteriores tomaran toda esa colección de decisiones disparatadas desde hace años.
  4. No valen las excusas de la pasta o la venta forzosa de los mejores jugadores. Equipos como Manresa o Fuenlabrada tienen pocas perras y se salvan sin sufrir o luchan por cosas importantes teniendo poca pasta y vendiendo a sus mejores jugadores cada año.
  5. Si tienes poco dinero lo que tienes que hacer es gastarlo bien. ¿Qué es mejor, tener a Caner-Medley (MVP el año pasado, máximo reboteador de la liga y uno de los máximos anotadores) o tener a los tres mancos que han fichado a principio de curso?
  6. Si tienes gente de la casa medio decente no fiches a nadie que le corte la progresión. ¿Es mejor Simmons que Driessen? Pues no fiches a Simmons y lo mismo Driessen se curte y tienes un jugador de la casa válido que no te ha costado nada.
  7. Si tienes gente de la casa medio decente no dejes que se vaya. Cada vez que he visto a Andrés Miso jugando contra el Estu me he preguntado por qué coño le dejamos que se fuera, y como ese caso hay más (Beirán, por ejemplo). Por favor no déjeis que se vayan Granger o Clark.
  8. Si tienes gente de fuera comprometida con el equipo no dejes que se vaya. Hablar del gran Pancho Jasen (si hubiéramos tenido sus "bemoles" en este equipo nos habríamos salvado) es fácil, pero también me acuerdo de Sergio Sánchez o de Caner-Medley. Por favor, no dejéis que se vaya Germán Gabriel.
  9. Si vas a dejar que alguien se marche es porque tienes un sustituto de garantías. Josh Asselin no era una maravilla pero se va y fichan a Simmons que no es capaz de agarrar un balón sin terminar perdiéndolo, y que hace que Asselin te parezca la reencarnación de Pinone.
  10. No fiches a nadie que no tenga experiencia en ACB. Al final, exceptuando a Bullock que venía para nada (le traen a él cuando lo que se quería es un pívot, tiene cojones), los únicos fichajes buenos de este año han sido Tariq Kirksay y Chris Lofton, que los conocía hasta el apuntador. Si al final sólo te salen buenos los que ya conoces, ¿por qué te vas a la liga china o a equipos mediocres de la liga griega para fichar?
  11. Si pese a todo vas a fichar a alguien que no tiene experiencia en ACB, tienes que saber hasta que marca de dentífrico usa. Así evitas casos como los de Wright ("¡¡¡Botellón en casa de Antonio!!!") o Flores. Azofra y Asensio son los más tontos del lugar a la hora de fichar fuera.
  12. El Estu ha tenido éxito cuando ha tenido gente de la casa, un par de extranjeros de primer nivel (a estas alturas con uno habría valido) o comprometidos 100 % y alguno de fuera (español o comunitario) comprometido 100 % con el club. En el momento en el que esta fórmula no se cumple hacemos aguas.
  13. En caso de que los equipos que asciendan no puedan afrontar el pago del canon para entrar en la liga ACB y el Estu no descienda, todos estos análisis seguirán siendo válidos y habrá que tomárselo como una oportunidad para aprender y no repetir errores pasados. Insisto, directiva, Azofra y Asensio, fuera ya. A partir de ahí. vuelta paulatina (sin bandazos estúpidos como los de este año) a nuestros orígenes que he puesto en el punto anterior.
  14. Si nos quedamos en ACB no sería por méritos deportivos, evidentemente, pero no sería injusto. Las leyes son iguales para todos y si los clubes que ascienden no pueden pagar no pueden entrar. A ver si ahora que es el Estu el implicado se van a tener que cambiar las reglas y que nos perjudiquen. Somos un equipo de patio de colegio, pero no somos gilipollas (al menos los aficionados).
  15. Esta última es para la prensa. ¿Por qué hemos tenido esta enorme cobertura mediática ahora que descendemos y no la hemos tenido cuando las cosas iban medio bien? En El País hablan un día a la semana de la ACB (en un resumen guarrero y con errores garrafales de la jornada escrito por Robert Álvarez) y con nuestro descenso hasta hoy hay un artículo. ¿Dónde estaba esa cobertura mediática el año pasado cuando casi entramos en la Final Four de la Eurocup? ¿Dónde estaban El País o los de Informe Robinson (sí amigos, habrá un programa con el descenso del Estu) entonces? En este país parece que sólo interesa el fútbol, el fútbol, el valido del Madrid y las desgracias como las del Estu. Los periodistas deportivos me tienen harto.

Bueno, seguro que si me quedara más tiempo pensando se me ocurrirían más pero al menos me he quedado a gusto con todas las verdades que he puesto. Como he puesto en el título del post, esta vez sí bajamos, pero más pronto que tarde, volveremos. De hecho, como decía un aficionado a la salida del Palacio de los Deportes el domingo, "pues nada, el año que viene campeones de liga".

Viñeta de Forges (que también es hincha del Estu) sobre el descenso